Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

El año del conejo

9 de enero de 2010

POSTIGUET.COM ( Colección heteróclita y multiforme de humaradas,indoloras,memorias y pequeños poemas en torno al icono playero alicantino)


La playa de El Postiguet se encuentra dentro del mismo casco urbano alicantino y toma su nombre de un pequeño postigo o puerta secundaria de acceso a la población. Bordeada por un paseo marítimo cuajado de palmeras y concurrido en cualquier época del año, esta playa, de poca profundidad y por tanto cómoda para el baño, posee una generosa franja de dorada arena que se ha regenerado recientemente, ampliando su superficie, sobre todo en la zona llamada del Cocó, antes rocosa, junto a la estación del ferrocarril de vía estrecha y muy próxima a un puerto deportivo que depende del Real Club de Regatas.Esta imagen de la playa de El Postiguet se hizo a comienzos de la tercera década del siglo pasado.


En Alicante la tradición veraniega data aproximadamente del S. XVII, considerándola como zona de descanso por las gentes de las áreas rurales cercanas. En la segunda mitad del S. XIX y durante principios del S. XX se fue desarrollando, siendo uno de los aspectos más particulares y de atracción turística los llamados balnearios de mar, construcciones, características de la playa de la ciudad, situadas sobre pasarelas y compuestas por galerías de casetas, pintadas de colores vistosos, que adelantaban, sobre caballetes de madera o hierro, unos brazos hacia el mar, divididos en compartimentos o habitaciones, las cuales tenían escaleras que llevaban a los bañistas directamente al agua para tomar sus baños.
A ellas acudían no sólo los alicantinos, sino gentes de otras provincias, sobre todo madrileños, a "tomar los baños" de "Virgen a Virgen", es decir, del 16 de julio, día de la Virgen del Carmen hasta el 15 de agosto, día de la Asunción, conjugando, de esta manera, ocio y terapia.
La costumbre era llegar a los baños y reservar una de sus habitaciones, individual o para la familia. En ellas se cambiaban de ropa para, desde la misma bajar al mar y tomar un baño.
La duración de los baños variaba entre unos 15 y 60 minutos, dependiendo de la persona y la prescripción medica. Después se podía optar por tomar baños de sol en el solarium, o por los baños de algas cocidas con propiedades curativas, otros se decidían por tomar una ducha, cambiarse de ropa y almorzar en el restaurante del balneario, que carecía de cocina propia, pero traía las comidas preparadas de restaurantes y hoteles cercanos.
Estas se pueden considerar cómo las primeras infraestructuras turísticas, en las que además de los baños de mar , de sol y los de algas, se ofrecían otros servicios cómo gimnasio y tiendas de recuerdos, en las cuales se vendían caracolas y collares realizados con conchas marinas. Todo ello se encontraba reforzado por una serie de hoteles y fondas cercanos a la playa, y que eran el alojamiento de estos primeros turistas.
El significado del viaje era diferente, se consideraba como algo especial al alcance, principalmente, de las clases acomodadas. Todavía no había surgido el turismo de masas, tal y como hoy lo conocemos, ese turismo surgido de una nueva sociedad favorecida por el cambio socio-económico y por el gran desarrollo de los medios de comunicación, en la que las vacaciones pagadas se convierten en la recompensa de todo el año de trabajo. Turismo que se caracteriza por desplazamientos de grandes masas de población, en épocas estivales, prioritariamente, a zonas reconocidas como turísticas y que constan de una serie de infraestructuras adecuadas a las demandas de los consumidores, encaminadas principalmente al ocio y al consumo.
Los balnearios acabaron por desaparecer en 1969, en favor de otras estructuras más adecuadas a las demandas turísticas y económicas de la época, y ante el aumento del tráfico de vehículos. La remodelación se consideró una buena alternativa al ser ésta una de las entradas vitales a la ciudad. Se construyó el hotel Meliá ganando cierto terreno al mar y se reestructuró el Paseo de Gómiz, junto a la playa del Postiguet donde se ubicaban los baños, facilitando, de esta manera, el acceso a los turistas, tanto a pie como en automóviles.










POSTIGUET
Playa desierta, amanecer de estío.
Contemplo espectante un sol perezoso,
miro sin prisa hacia lo indefinido,
la joven brisa refresca mi rostro.

La blanca ciudad se despereza
regresan las barcas de la bahía
salado dolor de todos los días;
la ciudad clara está semidespierta

Se abren los póstigos de luz y sal,
mar lejano junto a cercana playa;
al frente silueta de Isla Plana,
detrás el Castillo de Santa Bárbara.
Mediterráneo de dulces mañanas
salpicadas por olas de algodón.



ESTAMPA DE PLAYA
Luz de cuerpos en áscuas
armonía de incandescentes almas,
brasa eterna en lo hondo de la piel
microondas de ámbar
doran mercancía recauchutada
Brillan volúmenes de leche y miel,
crecen espacios sin sombra
vuelo rasante de gaviotas,
extremidades, troncos y cabezas
cociéndose lentas sobre la arena.





APUNTES DE FIESTA NATURAL Y FUEGO ARTIFICIAL
Divina es la calma del mar mediterráneo, sobre él la luna puntualmente dilata, un largo regreso de plata induce al poeta a fabular. El ázoe inunda la realidad de una ciudad fantástica de blancura llena de un encanto peculiar. La artificialidad mágica del fuego calidoscópico y de la prodigiosa y deslumbrante luz, al plasmarse en palabras de acuarela, dispersa el espacio más allá de lo concreto universalizándose con el poder expansivo de la intención creativa. Todo lo demás es traca pura y dura que desaparece súbita entre cenizas avefénicas.
Fiesta terapeútica donde el bullicio es receta magistral. El cartón piedra estético-crítico se quema en las llamas vivas de unas estructuras mimadas por la artesanía fecunda de una tradición de cinexín que se resiste a morir calcinada a cientos de grados Farenheit, una fecundidad cultural que resurge de sus propias cenizas que van a dar al mar, que es el vivir.
Noche clara como el cristal de un mar salvaje y trasparente en una playa otrora virgen, envuelta en perfume de pólvora, adornada de sonoridades metálicas bajo un cielo gris cobrizo, con una ventana lunar redonda y luminosa con vistas al mar. Las cálidas notas musicales del ambiente se resbalan sobre contextos de rompeolas y mares plateados que huelen a vida y marisco.
El pueblo alicantino se quita la camisa de fuerza imaginaria para aplaudir la anciana locura del fuego, el rito antiguo que paraliza las prisas, bajo una luz universal condensada en la claror mediterránea, donde navegantes y comerciantes cosmopolitas desparramaron sus exóticas colonias, dentro del sortilegio alucinante del levante alicantino.
Eternas y maravillosas noches de verano. Cortinas de estruendo y lamé brillante ponen al descubierto cosos multicolores, cabalgatas y desfiles que recorren ramblas y explanadas produciendo ilusiones incontenidas. Pirotecnias alucinógenas impactarán en retinas ávidas de resplandores de voramar.


HOGUERAS DE SAN JUAN
Como ave Fénix surgen las Hogueras
de San Juan. Monumentos verticales
que recortan perfiles espaciales,
custodiados por torres y palmeras.
Bellezas, desfiles, fiestas y ojeras.
Adornos en las calles principales.
Plantà, cremà y fuegos artificiales,
colorido de fiestas sin fronteras.
Estallido de luz, pólvora y fuego.
Arrós, bacores y "coca amb tonyna".
Mascletà de humo sordo y trueno ciego
en rutilante noche alicantina
con sabor a hueva y olor a espliego:
¡un espectáculo que te alucina!...




QUÉ LE VOY A HACER SI YO NACÍ EN EL MEDITERRÁNEO...



Calle Jovellanos en los años cincuenta

Qué le voy a a hacer si vi mis primeras luces mediterráneas, frente a la playa del Postiguet, en la calle de Jovellanos. El mío fue un parto casero en el décimocuarto amanecer de marzo, cuando la segunda mitad del siglo XX había recorrido ya dos años hacia el fin del milenio. La comadrona me extrajo con sobrada decisión, y escasa paciencia, de mi placentera envuelta natural. Mi nariz , que apuntaba al este, percibió un grato olor a mar cercano. Mis topoides ojos venían,de serie, embalsamados en pegajosas legañas de claustro y silencio...lentamente se irían impregnando en cálida luz de tibia primavera y se irían abriendo a un sol sabio, equilibrado y vital.
La comadrona no tuvo ninguna dificultad para facilitarme la salida al callejón sin salida de la vida, con pasaporte a la mortalidad . El primer mes de vida trascurrió como el de cualquier bebé: chupitos lácteos y a sobarla. De vez en cuando por la calle Jovellanos pasaba algún coche de aquellos de mucho ruido y pocas nueces. A mediados de los cincuenta, a pesar de que el Green Peace no existía aún, la playa del postiguet se mantenía bastante virgen. Mi madre me paseaba diariamente por ella para que mi orondo y rutilante cuerpo se irradiara de vitaminas y energía vital .
Desde mi temprana horizontalidad poco podía imaginar lo que pasaría medio siglo después: cambios,demoras , contradicciones, búsquedas, encuentros, desencuentros, inconformismo, conformismo y tantas cosas más. Lentamente iba creciendo a golpe de paseos gratificantes por la playa, me gustaba comer su arena rica en oligoelementos, me encantaba beber su agua yodada y respirar su aire cargado de un penetrante olor a poseidónea.
Así transcurrieron mis primeros inefables ocho meses antes de partir hacia los campos de Castilla en los que hoy es siempre todavía. Mi regreso a la playa, tras dos legislaturas, fue acompañado de sueños preadolescentes, antes de que a Machado se le durmiera la voz en la garganta al morir su amada. A mí se me murió la inocencia atesorada torpemente en la leve antesala del corazón.
Empecé a soñar prematuramente ya que las realidades nunca superaron a los sueños; éstos, a menudo, devenían en reflexiones improductivas sobre la verdadera naturaleza de las cosas, sobre la relatividad de lo absoluto que pasa ante nosotros como una suave brisa que descorre las cortinas del alma. Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla.
Mi luminosa adolescencia se vio fagocitada por la oscuridad de mi juventud llena de algunos rayos poéticos incesantes, de amaneceres azulados y crepúsculos cardioiris. Tan sólo recuerdo ráfagas de veranos en los que el amplio escenario de la playa acogía ambulantes y espontáneas interpretaciones de un Caruso enmedallado desgranando su peculiar “Granada” con tristes y reverberantes gallos metálicos a cambio de unas monedas con la efigie del dictador.
Desde mi playa iba creciendo mentalmente con la otra realidad de Castaneda y con las criaturas saturnianas de Sender, quienes desinteresadamente le abrían nuevos caminos a mi imaginación y la empujaban a que los recorrriera por su cuenta, a ritmo de yenka, izquierda,derecha,adelante,atrás... El decorado consistia en una realidad que nos sujetaba a una dictadura agónica al tiempo que nos catapultaba hacia una democracia incierta de patillas, pantalones de campana y veintitrés efe. El modo americano de vida se hizo carne y habitó entre nosotros:hamburguesas, perritos calientes, coca-cola , vaqueros, rayban , el genuíno sabor americano y sexo, drogas y rockanroll ( ahora sería imserso, sopas y paracetamol). La televisión española era el bálsamo de tigre del poder que se extendía analógicamente como chapapote calmando pruritos y anestesiando sentidos.
Ahora, mientras me tomo una cerveza en el Postiguet, evoco, como lo hizo Proust con bollería casera mientras buscaba el tiempo perdido, mis primeros paseos horizontales en carrito, de los verticales de mi adolescencia, de los baños de sol y sal hasta el crepúsculo, de los patines, de los ligues galos(las suecas se extinguieron años antes),de las canciones con la guitarra de Perona(la de la manta al coll i el cabasset, no estaba en el repertorio debido a su festiva, pero burda letra de baja estofa literaria y alta zafiedad).



Flashes instantáneos de algunos personajes irrepetibles que dejáronme huella intramuros del Postiguet:
(La playa del Postiguet sigue siendo, además de una discoteca para el pensamiento-que diría Lorenzo Hernández Guardiola- , un oasis en medio del asfalto abierto al mar. Abierto a la vida. Abierto).


· Trosky (visionario de paraísos perdidos en busca del Vellocino de oro)
· Pepe( fumador de Celtas Cortos envuelto en humo de silencio espiritual)
· Colorines( víctima de duras drogas que ni tan siquiera le quitaron el dolor de alma)
· J.J. (maestro parnasiano devoto de la absenta a sesenta y ocho grados a la sombra)
· Pakiyo “el porros” (mago fabuloso capaz de liar un canuto durante las docecampanadas de nochevieja)
· De la Vega( poeta maldito paneriano exhi- liado en la urdimbre de su interior)
· Lorenzo( investigador fecundo casado con la historia, padre de la sensibilidad y dueño de todo lo que no existe)
· Miralles( cineasta procaz por vocación y letrado por equivocación)
· Cracio( actor histriónico abismado en el tinglado de la moderna farsa)
· Tortu (mayestático e indolente realizador de vuelos de imaginación y fantasía realista)
· Riquelme (representante de sueños velados y turboalfombras paranoicas)
· El Cura (malogrado militar gracias al encuentro con María y descubridor del vía crucis sobre el Arco Iris)
· Lucas ( ambiguo ser capaz de abrir y comerse una sandia sin cuchillo en la playa)
· Cecilio( noble y bondadoso artista orteguiano ,generoso hasta morir)
· Dionisio ( pintor intuitivo a bordo una nave rumbo al país de las emociones)
· Aldo (diletante de la música y de la reflexión, portador de tranquila y sabia palabra)
· El Pajarraco(titiritero ambulante llevando el amor y el humor de feria de en feria, arrastrando sus glorias y sus miserias)
· Napi (músico roquero que nunca murió hasta que entró a formar parte de la plantilla de su propia multinacional)
· Sorribes( evangelista ensimismado predicando en desiertos plagados de zombis)
· Chiqui (polifacético hermenauta sobrevolando a todo gas cimas sociales sobre su flamante medio litro)
· Vicente( misionero urbano reinvidicativo a la espera de un fin del mundo igual para todos)
· Albeza( arreglista de letras imposibles a lomos del caballo desbocado de la vida)







SOLEDADES PLAYERAS

Supe por JR Jimenez, que en la soledad no se encuentra más que lo que se lleva a ella.Desde ella supe en mis primeros paseos y sentadas en la playa, rodeado de gente, que aún estaba muy lejos del sabio que lleva ropas toscas y guarda la joya en el corazón; lejos del que evita los extremos, los excesos, la complacencia; del que controla sin autoridad. Del que enseña sin hablar, del que crea sin poseer, del que trabaja sin atribuirse méritos, del que no acumula cosas de valor, del que aprende a no aferrarse a las ideas y de aquel que quiere liberarse de los deseos.
Mirarando el caótico vuelo de las gaviotas empecé a aprender a detenerme en cada cosa relativizando todo lo demás;tal vez la valía del ser humano se podría medir por la cuantía de soledad que le es posible soportar, ya que nunca encontraremos para nosotros una compañera más sociable que la soledad, aunque culaquier sobredosis puede ser letal.
(la alegre compañía de los tristes nos ayuda a disfrutar mejor del imposible sonido del silencio).
Recuerdo,entre destellos de esquifes diminutos y horizontales , los aromas fitoterapeúticos que venían de la zona del Postiguet , mal llamada rompeolas. Sobre la fina arena dorada del Postiguet dibujaba círculos para confirmar, siguiendo la hermeneútica, que lo que estaba dentro era como lo que estaba fuera ; todo ello observado a vista de pájaro, que es de donde el ser humano se hace imperceptible. Desde allí arriba las barreras divisorias, las fronteras étnicas y culturales pasan desapercibidas, aunque aquí abajo sigamos utilizando oros, inciensos, mirras y otras esencias para superar los desajustes propios y extraños que terminarán posiblemente con este parcelado planeta.
Madrugaba, en la eterna primavera alicantina, y me dirigía paseo Gómiz arriba, hacia el Puerto Pesquero; allí los contenedores repletos de lencería y vestidos, esperaban el destripe incruento de Manolo Ruano, quien se apoderaban sibilinamente de media docena de sàbanas impecables que el jueves irían a vender al mercadillo pirata de Campoamor a transeúntes avisadsos bajo la implacable amenaza de sagaces municipales. Fue en la playa del Postiguet donde supe de personajes irrepetibles , como Ramonet o Caruso. Pero Manolo Ruano era un personaje veinteañero más cercano a mi época intensiva del Postiguet, finales de los setenta, que a su edad ya había pasado por varios empleos eventuales : cargador de cajas de coca-cola, dependiente estival del Corte Inglés, trabajador eventual del Mc Donals, recogedor de la almendra en Bussot, de la manzana en Villena, de la naranja en Denia, de la aceituna en Oliva, vendedor de hamburguesas en el barrio de Santa Cruz...
En cierta oportunidad que tuvo de trabajar en una oficina, sólo pudo aguantar tres semanas; en realidad trabajaba en tantas cosas porque no le gustaba trabajar en ninguna. S u ilusión era poder vivir en una casa de campo y mantenerse de la tierra y de los animales . En su ensueño visionaba apetecibles policromías ecológicas: rojos tomates gigantes de su huerto, blancos quesos de su negra cabra, generoso oxígeno transparente regalado por sus verdes pinos, trinos sonoros de sus pajaros vestidos de cálidos colores...
Había estado viviendo, en cortos periodos de tiempo, en algunas comunas urbanas de las que salía huyendo de las neuronas que se podían multiplicar por el número de comuneros más uno. De todo, sólo se salvaba su perro Fai( según él era un homenaje a la federación anarquista internacional) y los disfraces( disfrazarse era una pasión ingénita) con sus asimétricas, estridentes y multicolores combinaciones; esta afición le valdría cuarenta y ocho horas en la comisaría de Pascual Pérez por escándalo callejero y resistencia a la autoridad.

Por aquel entonces, a mediados de los ochenta, la orilla del postiguet era una pasarela de artrósicos y artríticos de la España septentrional, lejos quedaba el mosaíco étnico actual que tapiza sus contornos dando color, calor y consistencia a la música de fondo que orquestan las pacíficas y relajantes olas del mar mediterráneo.
Manolo pasó un tiempo en Madrid y Barcelona y volvió a Alicante hastiado de la tristeza y soledad que había visto y sentido en la mayoría de los habitantes de las metrópolis, harto de la agresividad, del desequilibrio estable difícilmente sostenible, de las neurosis y las prisas, del paro, de la hacinación impersonal dificilmente soportable para él, desde su bucolismofilia. Sin embargo para él , Alicante aún se salvaba un poco de todos esos desajustes metropolitanos, su ritmo de vida era más lento y su playa estaba en el centro de la ciudad invitando al encuentro, a la comunicación, al relax.
Vi a Ruano un domingo en la cafetería del Rompeolas, me regaló una amplia sonrisa y empezó a contarme que había solicitado del Excmo. Ayto. de Alicante un puesto de castañero en la Rambla, y en el que tenía puestas todas sus esperanzas, acaso por esa predisposición natural a estar sacándose siempre las castañas del fuego Confieso que sentía una envidia sana de la increible fe, aunque efímera, que ponía en todo lo que hacía , lo que le elevaba a la categoría de monstruo polivocacional, a diferencia de una juventud estéril, pasota y vocinglera. M.R. despleglaba en todas sus actividades laborales una delicada suavidad de madre primeriza y una sutil ejecución de misacantano.
A finales del verano volví a encontrarme con él en el postiguet; se le había malogrado lo del puesto de castañero, pero ya estaba preparándose para ir a Aspe a embolsar la uva. Después tendría un tiempo de descanso, y más tarde se dedicaría a hacer sandalias y bolsos de cuero, trabajaría de cartero estival y luego de churrero ambulante(los trabajos le salían como churros).
Ya no volví a saber nada de él, la Playa del Postiguet,desde entonces, ya no volvió a ser la misma. Aún así, no puedo dejar de pensar en el Postiguet , es la playa que me vio nacer con mi nariz apuntando al este, playa del Cocó. Me acuerdo todavía de mis primeros paseos horizontales en carrito, de los verticales de mi adolescencia, de los baños de sol y sal hasta el crepúsculo, de los patines, de los ligues galos(las suecas se extinguieron años antes),de las canciones con la guitarra de Perona(la de la manta al coll i el cabasset, no estaba en el repertorio debido a su festiva, pero burda letra de baja estofa literaria y alta zafiedad : el letrista tras escribirla debió aligerar asaz sus intestinos).
Tumbado, sentado, recostado, de pie frente al Postiguet, imaginaba historias de pescadores pescados, de anclajes y vuelos, de amaneceres y crespúsculos, de amores y desamores, de engaños y desengaños, de abuelos y nietos, de hijos y padres, del frío del sol, del dulzor salado del mar, del infinito, de lo invisible, de lo inexistente, de lo universal, de la relatividad de lo absoluto, de la vida misma. Historias muchas veces fáciles de imaginar ,pero difìciles de contar.


CUATRO ESTACIONES EN EL POSTIGUET




VERANO

Playa de candente verano
donde sueñan los ecos del pasado
reinventándose el azogue del mediterráneo
Nogalinas polícromas se abren al piélago
Efervescente oleaje invade aquietado
húmedas arenas de viento salado
Se despliega balsámico un mar sosegado
placenta salobre, ponto cercano.



INVIERNO

Playa de invierno primaveral
En que las aguas atemperan viento septentrional
Desierto vertical
Centinela de dorados ensueños
Caja fuerte de palabras y silencio
Arcón de aún candentes recuerdos
De encuentros y desencuentros
De varados pensamientos
En plena orilla del tiempo.




PRIMAVERA

Playa de temprana primavera
Alberca de jóvenes esencias
Añiles y bermejos invade la nada
Ilimitada estancia sahumada
Viento yodado de marinas fragancias
Despliega sutilmente las velas
Sobre una serpiente blanca.



OTOÑO
Paya de otoño azul
Suave brisa de levante otoñal
Acuarela de sombras y de luz
Estampa a merced del manso temporal
Descargan cielos grises en la ciudad
La luna riela sobre el mar
Tarde tibia para pasear.





PLAYA NOCTURNA

Noche de fuegos

Alta y fugaz palmera artificial
Explosiones de luminosidad
Densa atmósfera de polvora oreada
Respiración entrecortada
Cervicales curvadas
Sombras de miles de miradas
Luz catártica
Medicinal traca
Noche mágica



ESTAMPA DE PLAYA
Luz de cuerpos en áscuas
armonía de incandescentes almas,
brasa eterna en lo hondo de la piel
microondas de ámbar
doran mercancía recauchutada
Brillan volúmenes de leche y miel,
crecen espacios sin sombra
vuelo rasante de gaviotas,
extremidades, troncos y cabezas
cociéndose lentas sobre la arena.

1 comentarios:

Hola Maestro, hoy he descubierto esto (de lo que me hablaste en parte). Espero que entren más cosas y no te las guardes en el baúl. Lo de la paella con Campillo depende sólo de tu situación, ya se lo dije a él.

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