Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

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5 de enero de 2014

13 buenos propósitos para una vida feliz, intensa y libre


Muchas personas se pasan la vida esperando a ser felices. “Si tuviese más dinero”, “si fuera más delgado”, “si consiguiese el trabajo que quiero”, “si conociera por fin a ‘esa’ persona”… “entonces sí que sería feliz”.
Sin embargo, se están equivocando. ¡Pueden empezar a ser felices ahora mismo! Los estudios acerca de la felicidad demuestran que ser guapo, rico o famoso no hace feliz.
Puede que esto le choque, pero no es el hecho de amar o de ser amado lo que hace feliz a largo plazo. Muchas personas tienen una pareja y unos hijos perfectos y, pese a todo, en el fondo no son felices.

El secreto de la felicidad

La felicidad puede relacionarse con “todo lo que le hace vibrar”. Una vez que haya identificado lo que es, organícese para crear ese momento lo más a menudo posible.
La mayoría de personas necesitan un impulso de aventura y libertad para que se desencadene el sentimiento de felicidad.
Pero para ello no hace falta viajar a un destino lejano. Reúna ahora todos esos momentos en los que se sentía libre e independiente haciendo algo. Esto puede significar dejar el que era su trabajo para trabajar por su cuenta, o mudarse para instalarse en un lugar que no conocía. O sin ir tan lejos, también puede lograrse esa sensación simplemente cambiando la ruta habitual que hace para ir al trabajo o pasear por lugares que no conoce.

La actividad favorita de mi familia

No conozco una manera mejor de hacer disfrutar a mis hijos que la de ponerles unas botas, un chubasquero y, con unas linternas de bolsillo, salir a pasear de noche por el bosque. Nada más subir al coche, ya empiezan a ver lobos. Después jugamos a los fantasmas con las linternas. Al llegar al bosque empiezan a lanzar gritos sólo con pensar en abrir la puerta y salen del coche agitados por la emoción y a carcajada limpia.
Tienen las manos sudorosas, la respiración entrecortada y los oídos al acecho. Les sorprenden la oscuridad y el silencio, además de los ruidos de los animales salvajes. Su imaginación está sobreestimulada y en cada sombra ven osos, lechuzas, murciélagos…
Los pequeños aprietan la mano a los mayores, y los más aventureros se adelantan con su linterna… y vuelven tan rápido como se fueron gritando despavoridos de miedo y de alegría. Tengo que confesar que, incluso para un adulto, pasear de noche por el bosque provoca todo tipo de sensaciones intensas: los trinos y otros reclamos de las aves nocturnas, las formas extrañas de los árboles, el viento que sopla en las cimas, el olor del musgo y de las hierbas salvajes, los pies que tropiezan con las piedras o los surcos del camino…
Estas salidas las hacemos sólo una o dos veces al año… pero bastan para forjar todo tipo de recuerdos profundos y felices que a menudo retoman en las conversaciones.
Cada uno puede crear sus propios momentos para “vibrar”. Sin embargo, normalmente son esas pequeñas y sencillas cosas de la vida las que provocan mayor alegría y que resultan más estimulantes.
También es posible adquirir hábitos en la vida diaria que le hagan más feliz. Aquí tiene una lista, aunque no es exhaustiva. El comienzo de un nuevo año es un buen momento para incorporar ciertos hábitos que ayuden a que su vida sea mejor y mucho más feliz.

1. Salga de casa

Apague la televisión, quítese las zapatillas de andar por casa y salga. Cada hora que pasa frente al televisor disminuye 22 minutos su esperanza de vida. La televisión ejerce además una repercusión importante sobre la química del cerebro. Cuanto más la ve, más fácil resulta que el cerebro pase a un modo pasivo, en el que los mensajes atraviesan la mente sin que usted participe. Se convierte en alguien influenciable y vulnerable.

2. Muévase

Algunas personas tienen la suerte de tener un jardín que cultivar y cuidar. También puede salir a dar un paseo, ir en bici o nadar. El ejercicio físico aumenta los niveles de serotonina, de dopamina y de norepinefrina, que son sustancias químicas necesarias para el cerebro que pueden compensar los efectos provocados por el estrés y aliviar los síntomas de depresión.
Más que considerar el ejercicio físico como un medio para adelgazar o para prevenir enfermedades (efectos que se verán con el tiempo) intente percibir esos momentos como una herramienta diaria para mejorar de inmediato el estado de ánimo, relajarse y sentirse más feliz.
Si trabaja en una oficina, levántese a menudo. Esto contrarrestará los efectos nocivos de estar sentado.

3. Coma bien y ligero

Lo que comemos influye directamente en el estado de ánimo y el nivel de energía, tanto a corto como a largo plazo. Mientras que comer sano beneficia al cuerpo y también a la mente, alimentarse de pizza y de comida rápida nos vuelve apáticos y favorece la aparición de enfermedades crónicas. Lo mismo ocurre si se come demasiado.
Después de una comida de verduras frescas y crudas, con proteínas y grasas saludables (grasa sin cocinar, pescado ahumado graso y omega-3) en cantidades moderadas, ya no se sentirá amodorrado, sino lleno de energía y preparado para iniciar nuevos proyectos.

4. Dése duchas frías

La técnica que sigo, como ya he contado alguna vez, hay que ponerla en práctica poco a poco y gradualmente. Primero dúchese como de costumbre y, a continuación, vaya subiendo la temperatura hasta aproximadamente 40° C, es decir, la temperatura máxima que puede soportar sin quemarse. Tendrá tanto calor que deseará bajar la temperatura. En ese momento debe ir bajando la temperatura hasta que el agua esté tibia, fresca, y después sube otra vez la temperatura. Y así sucesivamente durante unos quince minutos, debiendo permanecer bajo el agua fría durante cada ciclo la mitad de tiempo que bajo el agua caliente. La última fase será la de agua fría.
Sesión tras sesión irá descubriendo lo agradable que es sentir el agua fría. Y cuanto más fría, mayor será el efecto antidepresivo. Llegado cierto punto, hasta se llega a sentir euforia. Después de secarse se sentirá lleno de energía y vitalidad.

5. Hable menos, escuche más

“La palabra es plata y el silencio es oro”. Hablar menos y escuchar más le permitirá beneficiarse de la sabiduría de los demás y le ayudará a conseguir la paz interior.
Aunque participar en los cotilleos de la máquina de café parece que da momentos de vidilla, hablar de las penurias ajenas solo hará que se sumerja en un pozo de sentimientos negativos, que el cuerpo absorbe. Si se esfuerza en ser positivo, se sentirá más tranquilo y, en consecuencia, más relajado.

6. Asuma sus responsabilidades

Es fácil acusar a los demás de ser los responsables de sus desgracias, pero la gente feliz asume sus propias responsabilidades, reconoce sus errores e intenta aprender de sus experiencias negativas para mejorar.

7. Tome el sol todos los días

¿Se ha dado cuenta de lo bueno que es salir a dar un paseo en un día soleado? La exposición (moderada) al sol hace que el cuerpo produzca vitamina D, que es perfecta para mejorar el estado de ánimo.
Utilice crema protectora solo si va a exponerse durante mucho rato (más de media hora) bajo un sol de verano, en las horas de más calor, o si está cerca del mar o en alta montaña, para protegerse de la reverberación. La crema solar, si bien es indispensable para evitar quemaduras, posee el gran inconveniente de que bloquea la síntesis de la vitamina D y puede contener productos químicos cancerígenos.
Tomar un poco el sol cada día con la piel descubierta es mucho mejor que hacerlo durante horas los fines de semana. Intente no quemarse. Si toma muchos antioxidantes (verduras y frutas frescas), mejorará la resistencia de la piel frente al sol. La astaxantina es un carotenoide que resulta especialmente eficaz como “crema solar interna” para proteger de los peligros de los rayos UV.

8. Sea creativo

No necesita ser un artista para poder crear. Puede expresar su creatividad de mil formas: cocinando, cantando, bailando o con una actividad nueva.

9. Ande descalzo

Cuando se presente la ocasión, quítese los zapatos y vuelva a descubrir el contacto de la tierra con los pies descalzos. Andar descalzo es bueno para el cuerpo, pero también para la mente.

10. Sea amable

Nuestra sociedad parece que valora a las personas frías y duras, pero la verdad es que la amabilidad es contagiosa. No se trata de ser un “pánfilo”, pero recuerde que cuando se es amable con los demás el cerebro produce hormonas de la felicidad y neurotransmisores como la serotonina. Así le será más fácil generar vínculos con los demás, lo que favorece la aparición de sentimientos positivos tanto en el entorno como en el interior.

11. Sea agradecido

Exprese su gratitud a las personas que le rodean. También puede dar las gracias a sus padres por haberle dado la vida y a la naturaleza por mantenerle y alimentarle. Puede escribir un diario en el que anote sus motivos para mostrar gratitud todos los días, o mejor aún, hacerlo antes de las comidas, aunque solo sea para alegrarse de estar frente a una buena mesa.
Si esto le parece difícil o absurdo, le animo encarecidamente a que lea el libro “Des canons et des fleurs” (por desgracia es difícil de encontrar), en el que el pianista Georges Cziffra, conocido como “el pianista del siglo», relata los cuatro años de terrible hambruna y sufrimiento que pasó encerrado en una mina por los nazis, junto con otros miles de prisioneros húngaros. Es el libro que tengo ahora en mi mesilla de noche y le garantizo que, una vez que usted lo haya leído, no podrá volver a quejarse de nimiedades y que cada comida le parecerá una increíble bendición.

12. Una vida sana hace feliz

En muchos aspectos, un modo de vida sano hace mucho más feliz. La salud física no se puede separar de la salud emocional. Las personas felices tienen tendencia a gozar de buena salud, y viceversa. En consecuencia, además de los consejos anteriores, las siguientes estrategias le ayudarán a conseguir un mayor nivel de felicidad.
  1. Beba agua de calidad.
  2. Limite la exposición a toxinas, colorantes, conservantes y edulcorantes artificiales.
  3. Coma la mayor cantidad posible de alimentos crudos, si es posible que sean ecológicos y de cultivo local.
  4. Reduzca el consumo de azúcar y de hidratos de carbono (incluidos los hidratos de carbono complejos, como los cereales integrales) para reducir el nivel de insulina.
  5. Haga ejercicio físico con regularidad.
  6. Intente reunir las condiciones necesarias para dormir bien y tanto tiempo como necesite, levantándose todos los días a la misma hora y lo más temprano posible.
Y usted ¿tiene algún propósito para este año? Le invito a compartirlo con el resto de lectores de Salud, Nutrición y Bienestar dejando su comentario un poco más abajo.

 
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