Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

El año del conejo

20 de septiembre de 2018

LA PRACTICA ESPIRITUAL DE SUBUD

1 de septiembre de 2018

Las 8 reglas de alimentación del paleolítico que debemos recuperar

Las 8 reglas de alimentación del paleolítico que debemos recuperar 

Eche un vistazo a su alrededor. Siempre que nos hablan de hacer dieta, el discurso viene acompañado de: Un libro que hay que comprar (o un CD o un DVD). Sesiones (de pago) a las que asistir. Alimentos de una marca en concreto (que debe comprar). De una máquina para hacer ejercicio (que también debe comprar). Y si en realidad no se está buscando directamente que compremos algo, es porque lo que estemos haciendo (escuchar la radio, ver la televisión o leer una revista o una página web) está plagado de publicidad por todas partes ¡para que compremos! Así funciona el mundo. Pero ahora va a poder leer usted una opinión completamente desinteresada sobre las dietas. La mayoría de las dietas se basan en el marketing, pero hay una que lo hace en la ciencia, y no es otra que la dieta paleolítica. Consiste en comer en la medida de lo posible lo mismo que nuestros antepasados antes del descubrimiento de la agricultura. La agricultura, y por tanto el consumo de cereales, comenzó para la mayoría de la gente hace 5.000 años, lo que es extremadamente poco tiempo en la escala de la humanidad. Nuestros organismos no han podido aún adaptarse, si comparamos el período de tiempo que ha transcurrido desde entonces hasta ahora con los millones de años que nuestros antepasados cazadores-recolectores llevaban alimentándose de los animales que cazaban o pescaban y de fruta, verduras, huevos, frutos de todo tipo, semillas, raíces y algunas hojas, flores y brotes. No tenían forma alguna de cosechar ni producir grandes cantidades de harina, por lo que comer mucho pan, pasta, galletas y pasteles era sencillamente imposible. Por su parte, los animales no se criaban a gran escala ni se alimentaban de maíz como ahora. Los pollos no picoteaban ni maíz ni pienso a base de soja, como ocurre hoy en día, sino que removían la tierra en busca de lombrices, semillas y verduras. Así que partiendo de la forma de alimentarse de nuestros antepasados, le presento a continuación 8 reglas para comer bien y estar sano. Tenga en cuenta que, además, cumplir estas normas le hará alcanzar su peso ideal y, por tanto, le hará engordar si se encuentra demasiado delgado y adelgazar si se encuentra demasiado gordo.

 Regla nº 1: Conozca la diferencia entre los glúcidos buenos y malos Sin duda, este punto es clave, especialmente porque durante los años 80 y 90 se nos insistió en que diferenciásemos entre azúcares lentos y azúcares rápidos, lo cual hoy sabemos que era erróneo. Por ejemplo, se nos enseñó que el pan, la patata y la pasta son “azúcares lentos”. En realidad, estos tres alimentos se encuentran entre los que más rápidamente se transforman en glucosa en nuestro intestino. Suben nuestro nivel de azúcar en sangre casi tan rápido como el jarabe de glucosa puro, incluso estando elaborados a partir de cereales integrales. Además, su consumo aumenta el nivel de insulina y el almacenaje de grasas malas, sobre todo las grasas abdominales y viscerales, que son pésimas para la salud. Aumentan la resistencia a la insulina y pueden provocar diabetes y síndrome metabólico (este síndrome, que antes se conocía como “síndrome X” o “síndrome de Reaven”, se caracteriza por la intolerancia a la glucosa,. resistencia a la insulina, hiperinsulinemia, aumento de triglicéridos, disminución del buen colesterol (HDL) sobrepeso u obesidad e hipertensión arterial). La mayoría de los cereales contienen gluten, lo que puede producir una inflamación crónica y dañar el sistema intestinal, provocando una mala absorción de nutrientes esenciales (vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales) y por ello una potencial desnutrición. La desnutrición conlleva por su parte un riesgo alto de enfermedades crónicas. Vayamos al grano: nuestro cuerpo y nuestro cerebro necesitan glúcidos, incluso podríamos decir que necesitan muchos glúcidos. Pero la mejor fuente de glúcidos son las verduras, en particular las de hojas, las coles de todo tipo, las verduras de raíz y tubérculos como el boniato. Tome verdura en cada comida. Si no sabe cómo prepararla, siempre puede cocinarla al vapor, acompañada de hierbas, especias, sal y pimienta, y un chorrito de aceite de oliva. Las demás fuentes buenas de glúcidos son las frutas, en concreto los pequeños frutos rojos y oscuros. Opte siempre por piezas de fruta antes que zumos. Por el contrario, los cereales, los glúcidos transformados de forma industrial (galletas, siropes, pasteles, dulces, barritas de cereales, chocolatinas, cereales del desayuno...) y por supuesto el azúcar (blanco o moreno) se deben consumir lo menos posible.

 Regla nº 2: Tome proteínas y fibras en cada comida Se debe favorecer el consumo de proteínas procedentes de fuentes de buena calidad, como la carne de vaca alimentada a base de hierba, los huevos ecológicos, el pescado y el marisco. Evite el pescado de piscifactoría y la carne de animales cebados a base de cereales. Con respecto a la fibra, tome verduras frescas, ecológicas, tanto crudas como cocidas, ya que algunos compuestos antioxidantes se absorben mejor después de la cocción y algunos compuestos contra el cáncer se destruyen con el calor. Acompañe siempre las verduras con materias grasas, por ejemplo, un chorrito de aceite de oliva, que permiten absorber todavía más cantidad de polifenoles y antioxidantes.

 Regla nº 3: Desconfíe de los azúcares escondidos La mayoría de los condimentos y salsas preparadas contienen azúcar o jarabe de glucosa. Por ejemplo, el kétchup, las vinagretas “ligeras”, la salsa rosa y, por supuesto, los helados y refrescos. Lea las etiquetas de los productos. Los fabricantes tienden a añadir jarabe de glucosa por todas partes, ya es que extremadamente barato, los productos se conservan bien y su transporte es sencillo. Pero para usted, por el contrario, es un producto del que sin duda alguna debe huir. Los edulcorantes artificiales que están a la venta plantean otros problemas. Son productos químicos que en general no tienen nada bueno que ofrecer a nuestro organismo, y más vale evitarlos también. El azúcar es adictivo, por lo que cuanto más se tome, más se va a querer. Pero la buena noticia es que a la inversa funciona de la misma manera, por lo que cuanto menos azúcar tome, menos lo tolerará y así, de forma natural, sin hacer ningún esfuerzo, querrá evitarlo. Por el contrario, no hay ningún problema en añadir una gota de stevia en el café de la mañana, o cuando necesite un toque dulce en su plato.

 Regla nº 4: Evite las conservas y las botellas de plástico Contienen bisfenol A o compuestos parecidos, de efectos cancerígenos y que perturban el sistema hormonal. Elija productos frescos o congelados.

 Regla nº 5: Coma huevos Tome huevos y olvide lo que nos han contado sobre el daño que hacen las yemas. Sí, son ricos en colesterol, pero el colesterol de la sangre lo produce nuestro hígado a partir de la glucosa y apenas le influye el consumo de alimentos ricos en colesterol. En cambio, la yema del huevo contiene antioxidantes, micronutrientes, vitaminas liposolubles y favorece la producción de hormonas que van a quemar el exceso de grasas. En el desayuno, pruebe de vez en cuando a tomar unas verduritas pasadas ligeramente por la sartén con un poco de aceite y dos huevos cocidos o en tortilla.

 Regla nº 6: Añada hierbas y especias por todas partes Las hierbas aromáticas y las especias están cargadas de antioxidantes, mucho más incluso que gran parte de las verduras y frutas. Además, proporcionan buen sabor a la comida, reduciendo así la búsqueda de satisfacción gustativa en snacks, postres y caramelos. El jengibre, la cúrcuma, el pimentón, la canela, el cardamomo o el comino van bien con un número increíble de platos. Pruébelas con todo, incluidas las sopas, las ensaladas, las carnes en salsa y los platos de verduras.

 Regla nº 7: Evite los aceites de maíz, girasol, soja, cártamo, germen de trigo y semilla de uva Estos aceites, ricos en ácidos grasos omega-6, tienen una calidad nutritiva pobre. Opte mejor por el aceite de oliva y explore toda clase de vinagres para modificar los sabores de sus vinagretas.

 Regla nº 8: Aumente sus aportes en vitamina D La vitamina D es el nutriente más importante. En España, pese a tener un clima en principio propicio para que se pueda producir una adecuada síntesis de vitamina D por exposición solar, el déficit de vitamina D entra dentro de lo alarmante. El mínimo necesario para estar sanos es del 30 ng/ml y el nivel óptimo se sitúa entre los 50 y los 65 ng/ml. Las yemas de huevo, el pescado azul y las vísceras son las mejores fuentes alimenticias de vitamina D, pero casi nunca son suficientes. La única solución efectiva es exponer al sol todos los días al menos las tres cuartas partes de la piel al menos durante 20 minutos, pero incluso esto no es suficiente, ya que en nuestra latitud en invierno los rayos de sol son en cualquier caso demasiado oblicuos. Sólo un complemento alimenticio de vitamina D3 (como mínimo 4000 UI al día para los adultos) le permitirá mantener el nivel adecuado. Con estas ocho pautas de alimentación mejorará drásticamente su salud a través de la alimentación. Se trata de un plan de acción amplio, lo sé, pero comience introduciendo con calma todos los cambios que pueda en su estilo de vida.
Luis Miguel Oliveiras
https://www.saludnutricionbienestar.com/las-8-reglas-de-alimentacion-del-paleolitico-que-debemos-recuperar/

16 de mayo de 2018

Los peligros de llevar sujetador


Los peligros de llevar sujetador
 Hoy le hago llegar un texto que trata sobre los peligros del sujetador. Fue publicado en la revista “Le Journal de Michel Dogna”, cuya editorial me ha autorizado a reproducirlo. Me ha parecido importante compartirlo con usted ya que, aunque no proporciona referencias muy precisas de los estudios que menciona, de confirmarse la información se podrían salvar muchas vidas de una manera tan sencilla como… dejando de usar sujetador.

  EL PELIGRO DE LLEVAR SUJETADOR
 ¡Y que vivan los pechos en libertad! Una de las partes más eróticas del cuerpo femenino es el pecho y, por asociación de ideas, también lo es el sujetador. Por eso se ha convertido en un elemento clave de la moda, y su uso se ha impuesto hasta convertirse casi en una obligación. Aún así, en los años treinta se publicó un primer estudio en el que ya se relacionaba al sujetador con el incremento de casos de mujeres con cáncer de mama. Desde entonces se han ido sucediendo estudios de investigadores y médicos que también se han publicado, pero que no han tenido apenas repercusión entre la población femenina, a menudo condicionada por los medios de comunicación y la publicidad. Veamos el asombroso resultado de uno de esos estudios: 3 de cada 4 mujeres que sufren cáncer de mama suelen usar sujetador, mientras que en el caso de las que nunca lo usan, solamente una de cada 168 lo sufre. Por tanto, el riesgo de sufrir cáncer de mama es 125 veces mayor si se utiliza sujetador. Llevarlo supondría un riesgo 12 veces mayor de sufrir cáncer que fumar (y la mayoría de las fumadoras usan sujetador).

  Sujetador y circulación linfática 
 Un estudio muy reciente llevado a cabo por dos expertos en medicina antropológica vuelve a destacar la relación existente entre llevar sujetador y el cáncer de mama. El sujetador comprime los diversos ganglios y canales linfáticos, las toxinas ya no se pueden eliminar de manera natural mediante el drenaje linfático y se acumulan en la mama originando con el tiempo quistes, nódulos fibrosos y tumores cancerígenos. Los capilares linfáticos son subcutáneos y microscópicos. Se comprimen con una ligera presión impidiendo que la linfa cargada de productos de desecho los deposite en los vasos o incluso en los ganglios. La linfa entonces se estanca y las toxinas que no ha podido liberar se vuelven nocivas. Llevar el sujetador más o menos apretado por los elásticos, refuerzos o copas que elevan el pecho comprime estos capilares y vasos linfáticos, obstruyendo la circulación. Además, los sujetadores hacen que la temperatura de los senos aumente considerablemente debido al tejido que cubre las mamas y a la compresión a la que se ven sometidas. Esto se ha podido comprobar mediante estudios termográficos. Sabemos que una mama precancerosa o cancerosa tiene una temperatura mayor que una mama sana. El masaje natural que se produce si no se lleva sujetador El movimiento natural del pecho al caminar, cuando no se lleva sujetador, produce un masaje que permite que la linfa circule. Cuando se interfiere en este movimiento natural, la linfa ya no puede circular, las toxinas se acumulan y aparecen los quistes y tumores. En algunas partes del mundo (Japón, Fiji, regiones maoríes o indias…) no dudan en hacer campaña para volver a utilizar la ropa tradicional que deja los pechos en libertad, después de la aparición de cáncer en mujeres tras haber adoptado la forma de vestir occidental.

  Una falsa necesidad 
Desde 1978, varios estudios médicos llevados a cabo en Francia, Estados Unidos, Japón y Gran Bretaña han señalado que, a diferencia de lo que se creía, el sujetador puede aumentar la caída del pecho. A pesar de ello, la industria textil no deja de pregonar lo que ningún estudio médico confirma. Algunos estudios paralelos realizado en Japón y también en Francia por el profesor Jean Denis Rouillon, especialista en medicina deportiva del Centro Hospitalario Regional Universitario (CHU) de la ciudad de Besançon, han demostrado que llevar sujetador favorece la caída del pecho. “Las mujeres son partidarias de dejar de llevar sujetador, tanto por comodidad como por estética. Contrariamente a lo que se pensaba, no sólo el pecho no se cae sino que se reafirma, se levanta y la calidad de la piel mejora”. Así es. Al utilizar sujetador, los ligamentos de Cooper y los músculos de la piel, que son el sostén natural del pecho, dejan de trabajar, atrofiándose mientras el pecho pierde su firmeza, descolgándose aún más rápido con el paso del tiempo. Los senos se encuentran recubiertos por una membrana fina y muy resistente, que a medida que desempeña su función se vuelve aún más fuerte. A su vez están suspendidos por sus ligamentos, como si de una redecilla se tratase. De ahí que en ocasiones, al dejar de llevar sujetador, se pueda experimentar una desagradable sensación de tirantez que se prolonga unas semanas hasta que recuperan su firmeza.

  El desarrollo en las niñas 
Condicionadas por nuestra sociedad, las madres disfrazan a sus hijas con este complemento desde el mismo momento en que les empieza a crecer el pecho. Este gesto ya contribuye a que se empiece a caer el pecho, puesto que los elementos anatómicos de suspensión del seno, tanto musculares (platisma) como conjuntivos (fascia), se fortalecen durante el desarrollo de la niña, cuando la fuerza de la gravedad o los movimientos mecánicos que se producirían si no se llevara sujetador se están ejercitando.

  Un sostén mecánico natural
 Mediante la colocación de sensores en el cuerpo de mujeres atletas, investigadores deportivos han podido descubrir que, durante la práctica deportiva, el pecho se mueve 6 cm de arriba abajo y 9 de izquierda a derecha. Estos movimientos (que con un sujetador se reducen en un 70%) permiten que el pecho se adapte y que multiplique de forma natural su sujeción. Tan desconcertante como asombrosa es la constatación de que, a pesar de todo lo que nos habían dicho, después de tres años de estudio a estas atletas no sólo no se les había caído el pecho, ni menos aún se les había quedado flácido, sino que hasta se les había realzado. Estudio médico sobre la evolución de la comodidad de no usar sujetador (2009) Al comenzar el estudio, el 42% de las participantes no se sentían cómodas sin sujetador. Tres meses después, la incomodidad había desaparecido. Tres años después, a nadie le duele ni le molesta ya no usar sujetador en sus actividades habituales, incluidas las deportivas. ¡El ángulo del eje del pezón con respecto a la horizontal aumenta de media un 180%! Desde el punto de vista estético se trata de un cambio positivo, ya que sería el efecto contrario al de la caída del pecho (ptosis mamaria). El seno sin sujetador se hace más fuerte. No usar esta prenda proporciona a la mujer un pecho con más firmeza natural y más elevado, contrariamente a lo que se creía.

  Desaparición de los dolores al dejar de utilizar sujetador
 Dos cirujanos británicos, especialistas en patología de la mama, han llevado a cabo ensayos en dos clínicas en Inglaterra y Gales. Han realizado un estudio con mujeres para comprobar si el hecho de no utilizar sujetador podía disminuir los dolores de pecho. Según su investigación, la mayoría de las participantes sentían menos dolor después de tres meses sin utilizar sujetador. Para el estudio solicitaron a las mujeres que sustituyeran el sujetador por una especie de camiseta elástica o top, o incluso que no llevaran nada. Al terminar el estudio, ninguna deseaba volver a utilizar sujetador porque habían ganado en bienestar y comodidad. Otro estudio ha arrojado los siguientes resultados con respecto al tratamiento del dolor de hombros en mujeres con mucho pecho. En la investigación, realizada a lo largo de cinco años, se propuso a las pacientes que durante dos semanas aligeraran el peso que ejercía sobre sus hombros el uso del sujetador dejando de usar éste. Según el estudio, a largo plazo se lograba que desapareciera el dolor de hombros simplemente dejando de utilizar sujetador. De hecho, el 79% de las pacientes decidieron, después del estudio, descargar de manera permanente a sus hombros del peso del pecho desprendiéndose definitivamente del sujetador, ya que se sentían liberadas.
 La presión social es el enemigo número uno de nuestra salud.
 Desde el punto de vista social, ¿está mejor visto sufrir cáncer de mama que vivir sin sujetador?

17 de abril de 2018

10 de abril de 2018

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