Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

El año del conejo

29 de abril de 2013

Pausa Mindfulness







Por un aprendizaje orgánico

“Yo que crecí dentro de un árbol
tendría mucho que decir,
pero aprendí tanto silencio
que tengo mucho que callar
y eso se conoce creciendo
sin otro goce que crecer,
sin más pasión que la substancia,
sin más acción que la inocencia,
y por dentro el tiempo dorado
hasta que la altura lo llama
para convertirlo en naranja”.

- Pablo Neruda. 

Reflexión

Nuestra vida es un proceso de constante transformación y crecimiento. Desde que nacemos, comenzamos a vivir una experiencia de continuo aprendizaje que toca tanto los niveles más concretos y conscientes, como los más sutiles e inconscientes. No es posible estar sin aprender. No es posible estar sin transformarnos. Los aprendizajes que tenemos nos cambian, independientemente de la cualidad que tengan, influyendo e informando la manera en que percibimos, concebimos y nos relacionamos con nosotros mismos y con la realidad que nos rodea.


Desde niños nos enseñaron que el aprendizaje consistía en un desarrollo de nuestra capacidad intelectual, en un refinamiento de nuestra mente abstracta, y en una especie de depósito sistemático de conocimiento que en forma de palabra, instrucción, letra y argumento se iba integrando a nuestro sistema con el objetivo de ser memorizado y repetido. Rara vez nos mostraron que el aprendizaje también tenía que ver con el cuerpo, con lo que veíamos, olíamos, tocábamos y percibíamos en niveles más invisibles que la forma, y muchas veces recibimos sermones, charlas, clases e instrucciones cuyo contenido distaba de lo que la persona que nos enseñaba en niveles más amplios nos transmitía. Nos repitieron hasta el cansancio que pusiéramos atención, sin enseñarnos cómo se hacía (más allá de cerrar la boca), y por lo tanto aprendimos que el poner atención tiene que ver más con una apariencia que con una real experiencia. Entender el aprendizaje como una apariencia o un fenómeno más superficial nos ha llevado a sostener instituciones educativas de mala calidad, que no garantizan un aprendizaje profundo y verdadero en las personas que ahí estudian, y también nos ha llevado a una mercantilización absurda del conocimiento, en donde un curso de fin de semana nos otorga el derecho de ser expertos en algo.

Pero ¿qué es aprender realmente? ¿Qué significa en términos de la experiencia? ¿Cómo se presenta y se despliega el aprendizaje en cada uno de nosotros? ¿Es posible estar conscientes y plenamente atentos de la forma en que realmente aprendemos?

El aprendizaje es un proceso más bien silencioso y subterráneo, que se desenvuelve en cada persona de manera única y particular. El aprendizaje no es solamente “haber pasado la materia” o escuchar y memorizar algo. El aprendizaje es el acto de recibir lo nuevo con todos los sentidos, y permitir que vaya siendo absorbido por todos los poros al ritmo orgánico en que las impresiones se van incorporando al sistema. El aprendizaje es un proceso que requiere de silencio más que de ruido, de un silencio que posibilite la internalización de lo que vamos aprendiendo. El aprendizaje es un proceso natural que requiere de espacio, que necesita de un camino despejado y libre de obstáculos para que suceda. Para aprender verdaderamente, es necesario primero tomar conciencia de que todas las interacciones y experiencias que tenemos son instancias de aprendizaje, y luego desarrollar la capacidad de estar plenamente presentes y sintonizados con lo que nos están enseñando.


La atención es esencial para que haya aprendizaje. Si no estamos atentos, el aprendizaje no sucede; la vida y sus circunstancias transcurren frente a nuestros ojos, y podrían pasar días, años y vidas completas antes de que ese aprendizaje sea por nosotros internalizado. Cuando volcamos nuestros ojos y nuestra atención a los aprendizajes que en cada momento estamos viviendo, y a los distintos niveles en que ocurren, lo que hacemos es facilitar el camino, abrir el paso y hacernos disponibles para que las revelaciones, los descubrimientos, las intuiciones profundas, y las enseñanzas simples y complejas de la vida puedan transformarnos en lo profundo, y no queden solamente reducidas a una construcción intelectual que recordamos por un tiempo pero que luego se nos olvida. Cuando llevamos nuestra atención al ritmo, al flujo y a la forma en que esos aprendizajes se desenvuelven, nos hacemos compañeros, testigos y cuidadores de nuestro propio proceso.   

Práctica

La práctica de meditación o atención plena es un muy buen ejemplo de un camino de aprendizaje verdadero y experiencial, más que puramente intelectual. Cuando practicamos la atención plena permitimos que gradualmente el conocimiento, la experiencia, la novedad y el proceso de aprendizaje sucedan de manera más íntegra y nos transformen profundamente. 


Durante esta semana, la invitación es a recordar el hecho de que estás aprendiendo en todo momento, y tomar conciencia de ello. No importa la edad que tengas, nunca es tarde para acompañar conscientemente tus procesos de aprendizaje, y también para generar nuevas instancias de aprendizaje. El mundo está lleno de pequeñas cosas por aprender, y tal vez hace mucho tiempo que no te abres a la posibilidad consciente de aprender algo nuevo. Date la oportunidad de explorar y aprender algo que antes no sabías hacer; tal vez puedes leer sobre un tema que te sea lejano o desconocido, o aprender a plantar un árbol, o aprender algo de alguien que sepas que te pueda enseñar.

También te invitamos a estar plenamente presente con tu propio proceso de aprendizaje, ya sea un aprendizaje técnico, académico, psicológico, espiritual, emocional o relacional, llevando tu atención a las maneras y ciclos en los que ese aprendizaje sucede. ¿Cuál es tu manera particular de aprender? ¿Cuál es tu ritmo? ¿Cuáles son las condiciones que facilitan el aprendizaje en cada momento? ¿Qué puedes hacer para ayudar a crear esas condiciones?

Recuerda que la vida es una especie de maestro, y que aprendemos no sólo de las cosas externas, sino también de nuestra experiencia interna. El aprendizaje sucede estés consciente o inconsciente de él, y al llevar tu plena atención al proceso, estarás más consciente de las maneras en que tu percepción se va transformando y creando, y por lo tanto tendrás más control y sabiduría sobre las formas en que te relacionas contigo mismo/a y con el mundo.  

¡Que tengas buena práctica!  

http://www.redmindfulness.org/649640

18 de abril de 2013

"cuando veas al buda en tu camino, matalo" Lin Chi

«Mata a Buda» decía el viejo adagio Zen. «Mata el Budismo» sugiere Sam Harris, quien argumenta que la filosofía y las prácticas sugeridas por el Budismo beneficiarían a mucha más gente si no fuesen presentadas como una religión.

Sam Harris

Se dice que el maestro Budista nacido el siglo IX de nuestra era, Lin Chi, dijo en una ocasión «si te encuentras con Buda en tu camino, mátalo». Como muchas de las enseñanzas Zen, esto no parece ni de lejos una sugerencia amable. Pero contiene un punto valioso: Convertir a Buda en un fetiche religioso es perder gran parte de la esencia de sus enseñanzas. Al considerar qué puede ofrecer el Budismo en este siglo XXI, propongo que nos tomemos la provocación de Lin Chi muy seriamente. Como estudiantes de Buda, deberíamos quizá ignorar el Budismo.

No pretendo sugerir que el Budismo no tiene nada que ofrecerle al mundo. Desde luego es posible argumentar que la tradición Budista, considerada como un todo, prepresenta la más rica fuente de sabiduría contemplativa que cualquier civilización ha producido. En un mundo durante tanto tiempo mediatizado por una lucha fratricida entre religiones basadas en un Dios en el cielo, la ascendencia de la sabiduría Budista debería ser bienvenida como un indudable avance. Pero esto no va a ocurrir. No hay razón para pensar que el Budismo va a competir con éxito con la incansable evangelización que Cristianismo e Islam llevan a cabo. Pero tampoco debería intentarlo.



La sabiduría de Buda se encuentra hoy en día atrapada por la religión Budista. Incluso en Occidente, donde científicos y contemplativos Budistas colaboran en el estudio de los efectos de la meditación en el cerebro, el Budismo sigue siendo un asunto meramente parroquial. Mientras que podría ser justo decir —tal y como muchos practicantes del Budismo alegan— que el Budismo no es en sí mismo una religión, muchos Budistas a lo largo del mundo lo practican como tal, en la misma forma ingenua y supersticiosa en la que todas las religiones son practicadas. No hace falta decir que cualquier no-Budista sí ve al Budismo como una religión y, lo que es peor, están convencidos de que es la religión equivocada.

Hablar sobre Budismo inevitablemente sirve para impartir una falsa visión de las enseñanzas de Buda. Así que, mientras nuestro discurso se defina como Budista, nos aseguramos de que la sabiduría de Buda no pueda hacer nada para ayudar al desarrollo de la civilización en el siglo veintiuno.

Peor aún, la continua identificación de los seguidores de Buda con el Budismo le da un apoyo tácito a la división religiosa en el mundo. En este punto de nuestra historia, esto resulta tanto moralmente como intelectualmente indefendible. Especialmente entre los más afluentes y mejor educados occidentales, sobre los que recae la mayor responsabilidad por la difusión de este tipo de ideas.

Es cierto que muchos representantes del Budismo, en particular el Dalai Lama, trabajan constantemente para enriquecer su punto de vista sobre el mundo a través del diálogo con la ciencia moderna. Pero el hecho de que el Dalai Lama se reúna habitualmente con científicos occidentales para discutir sobre la naturaleza de la mente humana, no quiere decir que el Budismo, o el Budismo Tibetano, o los propios puntos de vista del Dalai Lama, no estén contaminados por el dogmatismo religioso. De hecho, hay ideas en el Budismo tan increibles como para reducir el digma Cristiano del nacimiento de Jesús de una virgen plausible en comparación. A nadie le sirven unas nociones tan arcanas para darle una explicación evolutiva a la naturaleza de la mente humana. Entre Budistas Occidentales, están algunos educados en nuestras escuelas que aparentemente creen realmente que el Gurú Rinpoche nació del vientre de una flor de loto. No es el tipo de desarrollo espiritual que nuestra civilización ha estado anhelando durante siglos.

El hecho es que una persona pueda abrazar las enseñanzas de Buda e incluso convertirse en un convencido contemplativo Budista —de alguna forma, un Buda— sin creer en nada basándose en evicencias insuficientes. Algo que no puede necesariamente decirse de otras religiones basadas en la fe. El Budismo se parece a la ciencia de alguna forma. Uno parte de la hipótesis de que empleando su capacidad de atención de la forma prescrita —la meditación— y comprometiéndose o evitando ciertos comportamientos —la ética— obtendrá el resultado anhelado —sabiduría y bienestar psicológico—. Este espíritu empírico anima a los Budistas de una forma incomparable. Por esto, la metodología Budista, desprovista de banalidades religiosas, podría ser uno de nuestros mejores recursos para desarrollar un entendimiento científico de la subjetividad humana.

Doctrinas religiosas han balcanizado nuestro mundo en separadas comunidades morales, y estas divisiones han resultado ser una fuente continua de derramamientos de sangre. De hecho, la religión sigue siendo la misma fuente de violencia hoy en día que lo ha sido en el pasado. Conflictos recientes en Palestina —Judíos contra Musulmanes—, los Balcanes —Ortodoxos serbios contra Católicos croatas, Ortodoxos serbios contra Musulmanes bosnios y albanos—, Irlanda del Norte —Protestantes contra Católicos—, Cachemira —Musulmanes contra Hindúes—, Sudán —Musulmanes contra Cristianos y Animistas—, Nigeria —Musulmanes contra Cristianos—, Etiopía y Eritrea —Musulmanes contra Cristianos—, Sri Lanka —Budistas contra Hindúes—, Indonesia —Musulmanes contra Cristianos—, Iran e Irak —Chiítas contra Sunníes— y el Cáucaso —Ortodoxos rusos contra Musulmanes chechenos, Musulmanes azerbayanos contra armenios Católicos y Ortodoxos— son buenos ejemplos. Se trata de lugares en los que la religión es causa explícita de literalmente millones de muertes durante las pasadas décadas.

¿Por qué la religión es una fuente de violencia tan poderosa? No hay probablemente otra esfera de discurso donde los seres humanos articulen sus diferencias entre ellos de forma tan intensa, o interpreten dichas diferencias en forma de recompensas o castigos. La religión es un ámbito de discurso en el que el pensamiento nosotros/ellos tiene un significado trascendente. Si realmente crees que referirte a Dios utilizando el nombre correcto te supondrá la diferencia entre la felicidad eterna y el tormento, es hasta cierto punto razonable que estés dispuesto a tratar a los herejes y a los no-creyentes de una forma incorrecta. Así, las consecuencias de la diferencia religiosa llegan mucho más lejos que las nacidas del tribalismo, el racismo o la política.

La religión es también el único ámbito del discurso humano en el que la gente está sistemáticamente protegida de la obligación de mostrar evidencias en defensa de creencias mantenidas fuertemente. Aún así, estas creencias determinan por lo que vivir, por lo que morir y, en demasiadas ocasiones, por lo que matar. Se trata de un problema por que, cuando la apuesta es elevada, el ser humano tiene la elección sencilla entre conversación y violencia. O, a nivel de sociedad, entre la conversación y la guerra. Nada como un anhelo fundamental de ser razonable y de que nuestras creencias sobre el mundo puedan ser revisadas utilizando nuevas evidencias y nuevos argumentos para garantizar que podamos seguir hablando los unos con los otros. La certidumbre sin evidencias de forma necesaria nos divide y nos deshumaniza.

Así que uno de los mayores desafíos de la civilización en este siglo veintiuno es que por fin los seres humanos aprendan a hablar sobre sus elecciones personales más profundas, sobre ética, sobre experiencia espiritual y sobre lo inevitable del sufrimiento humano, de una forma que no sea radicalmente irracional. Y nada se opone a este proyecto de una forma más poderosa que el respeto que le concedemos a la fe religiosa. Mientras que no hay garantías de que dos personas racionales estén siempre de acuerdo, sí las hay de que a dos personas irracionales les separen sus dogmas.

Me parece improbable que podamos superar las divisiones actuales simplemente multiplicando ocasiones para el diálogo entre creencias. El juego de la civilización no puede ser la mutua tolerancia entre irracionalidades patentes. Aunque todas las partes del discurso ecuménico y religioso estén de acuerdo en tratar con amabilidad los temas donde sus puntos de vista sobre el mundo irremediablemente colisionan, esos temas seguirán siendo por siempre fuentes de intolerancia entre sus correligionarios. La corrección política simplemente no garantiza una base duradera para la cooperación humana. Para que las guerras por religión nos resulten tan incomprensibles como ya nos resultan la esclavitudo o el canibalismo, sólo hay que desprenderse del dogma religioso.

Lo que el mundo necesita en este momento son medios de convencer a los humanos de que el conjunto de las especies sobre el planeta son su comunidad moral. Para esto es necesaria una forma no sectaria de hablar sobre el conjunto de experiencias y aspiraciones humanas. Necesitamos un discurso sobre la ética y la espiritualidad que no se vea limitado por el dogma y los prejuicios culturales, tal y como el discurso científico lleva siglos siendo. Lo que necesitamos, de hecho, es una ciencia contemplativa, una aproximación moderna a la cuestión de buscar el alcance real del bienestar psicológico. Y no vamos a desarrollar dicha ciencia inventándonos un Budismo Americano, un Budismo Occidental, o un Budismo Comprometido.

Si la metodología Budista —preceptos éticos, meditación— nos descubre verdades sobre la mente y los fenómenos del mundo —verdades como el vacío, la autocontemplación y la impermanencia—, estas verdades no son patrimonio del Budismo. Sin duda, cualquier practicante mínimamente serio de la meditación se dará cuenta de esto, mientras que muchos Budistas no lo hacen. Consecuentemente, incluso si una persona es plenamente conocedora de las técnicas meditativas descritas en la literatura Budista, identificarle como un Budista sólo servirá para confundir a otros.

Hay una razón por la que no hablamos de física Cristiana o de álgebra Musulmana, a pesar de que los Cristianos inventaron la física que conocemos y los Musulmanes inventaron el álgebra. Hoy en día, cualquiera que le diese importancia al origen Cristiano de la física o a las raíces Musulmanas del álgebra inmediatamente sería considerado un ignorante sobre dichas disciplinas. De la misma forma, una vez que le demos una explicación científica a los fenómenos contemplativos, dicha explicación trascenderá cualquier asociación religiosa. Cuando esta revolución conceptual tenga lugar, hablar de meditación Budista será equivalente a no haber asimilado los cambios en nuestro entendimiento de la mente humana.

Aún no está definido claramente qué es ser humano, dado que cualquier faceta de nuestra cultura o incluso de nuestra biología sigue abierta a la innovación y a un nuevo entendimiento. No sabemos cómo seremos dentro de mil años —o simplemente si seremos, dado lo absurdamente letal de muchas de nuestras creencias— pero sean cuales sean los cambios que nos esperan, hay algo que probablemente no va a cambiar; la diferencia entre sufrimiento y felicidad va a seguir siendo lo más importante para nosotros. Querremos así entender todos los procesos —bioquímicos, éticos, políticos, económicos, espirituales, etc.— que suponen dicha diferencia. Estamos lejos de tener un entendimiento definitivo de dichos procesos, pero sí sabemos lo suficiente para desprendernos de muchos malentendidos decisivos. De hecho ya sabemos lo suficiente para afirmar que el Dios de Abraham no es sólo indigno de la inmensidad del Universo. Es incluso indigno del hombre.

Hay mucho aún por descubrir sobre la naturaleza de la mente humana. En particular falta mucho por aprender sobre cómo convertir un instrumento que sirve para la codicia, el odio y la desilusión en una fuente de sabiduría y compasión. Los estudiosos de Buda están en una mejor posición para este nuevo entendimiento. Pero la religión Budista se les opone.

13 de abril de 2013

Sardinas frescues sin olor




mis sardinitas...,¡ qué ricas son!




¡Por fin podemos comer sardinas y disfrutar de todas sus propiedades nutritivas! 
Hasta el gran descubrimiento de la eliminación del olor que dejaba impregnada toda la casa. Nos tenía intimidados a la mayoría que anteponíamos “olor a necesidad” ya que al ser un pescado azul o graso -posee casi 10 gramos de grasa por cada 100 gramos de carne- y es muy buena fuente de omega-3, que ayuda a disminuir los niveles de colesterol y de triglicéridos, además de aumentar la fluidez de la sangre, lo que disminuye el riesgo de arteriosclerosis y trombosis. Por este motivo, es recomendable el consumo de sardinas y otros pescados azules en enfermedades cardio-vasculares. Su contenido proteico también es elevado. Bien, pues… de nada servían todas sus bondades hasta el día de hoy que descubrimos que cortándole la cola a la sardina no huele nada al asarla,yo lo he podido comprobar personalmente en varias ocasiones en las que me he dado un festín casero, sin tener que estar esperando la oportunidad de que alguien te invite a una bbq.. qué gran invento y enhorabuena a la persona que  lo haya descubierto porque es un invento útilmente nutritivo...





RECETA NUTRITIVA


Corta la cola, limpiarla sin mojar, cortar la cabeza (o dejarla) al gusto, poner sal gorda y directamente a la plancha. Riquísimas sin olor “que ricas” ya puedo comer las que quiera.

9 de abril de 2013

Para todos La 2 - Entrevista : Ana María Lajusticia




8 de abril de 2013

3 de abril de 2013

Las Cinco Reglas de la Felicidad del Budismo Tibetano

Las Cinco Reglas de la Felicidad del Budismo Tibetano


 Estas cinco reglas están relacionadas, con los llamados "venenos" del Budismo Tibetano. Todas las enseñanzas budistas están relacionadas. 
 1.-La primera regla, libera tu corazón de odio 
Nos aconseja apartarnos de uno de los tres venenos principales, el odio. 

 2.-Libera tu mente de preocupaciones 
 Reitera la importancia de no conceder tanta importancia a las situaciones y los pensamientos y tener más presente la relatividad intrínseca de todos los fenómenos.

 3.-Analizando la tercera, vemos que la humildad es el antídoto al veneno del orgullo. 

 4.-la cuarta regla para la felicidad: ésta habla de la generosidad con una buena motivación, el no-egoísta. Esto es vital. Lo importante es el acto de dar (sin la intención de recibir), por eso, lo importante es que ofrezcamos cosas que nosotros creemos valiosas e importantes. Ya que ahora nos estamos fijando más en nuestro acto personal generoso que en el que recibe, si damos cosas que consideramos buenas y valiosas estamos generando mayor generosidad que si ofrecemos algo que no apreciamos. 

 5.- La quinta y última regla para la felicidad: "acepta más, espera menos". Si aceptamos las cosas como nos las encontramos nuestra felicidad será mayor. Si por contra siempre nos hacemos una idea de lo que deseamos que nos pase y nos imaginemos como queremos que sea lo que sabemos que va a suceder, al ver la realidad caeremos en una comparación y nos decepcionaremos. No debemos hacer demasiados planes ni deseos para el futuro, debemos tener una actitud abierta a lo que se nos muestre, aceptando toda clase de cosas. De esta forma vamos a incrementar nuestra felicidad: alejándonos del odio, las preocupaciones y el orgullo y abrazando la generosidad y la actitud mental.

1 de abril de 2013

Entrevista al Doctor Jorge Caravajal



Médico Cirujano de la U. de A.
Pionero de la Medicina Bioenergética


¿Qué enferma primero, el cuerpo o el alma?

El alma no puede enfermar, porque es lo que hay perfecto en ti, el alma evoluciona, aprende, en realidad, buena parte de las enfermedades son todo lo contrario: son la resistencia del cuerpo emocional y mental al alma.   Cuando nuestra personalidad se resiste al designio del alma es cuando enfermamos.

La Salud y Las Emociones

¿Hay emociones perjudiciales para la salud? ¿Cuáles son las que más nos perjudican? un 70 por ciento de las enfermedades del ser humano vienen del campo de conciencia emocional.
Las enfermedades muchas veces proceden de emociones no procesadas, no expresadas, reprimidas.

El temor, que es la ausencia de amor, es la gran enfermedad, el común denominador de buena parte de las enfermedades que hoy tenemos. Cuando el temor se queda congelado afecta al riñón, a las glándulas suprarrenales, a los huesos, a la energía vital, y puede convertirse en pánico.


¿Nos hacemos los fuertes y descuidamos nuestra salud?

De héroes están llenos los cementerios. Te tienes que cuidar.
Tienes tus límites, no vayas más allá. Tienes que reconocer cuáles son tus límites y superarlos porque si no los reconoces, vas a destruir tu cuerpo.


¿Cómo nos afecta la ira?

La ira es santa, es sagrada, es una emoción positiva porque te lleva a la autoafirmació n, a la búsqueda de tu territorio, a defender lo que es tuyo, lo que es justo. Pero cuando la ira se vuelve irritabilidad, agresividad, resentimiento, odio, se vuelve contra ti, y afecta al hígado, la digestión, el sistema inmunológico.

¿La alegría por el contrario nos ayuda a estar sanos?

La alegría es la más bella de las emociones porque es la emoción de la inocencia, del corazón, y es la más sanadora de todas, porque no es contraria a ninguna otra. Un poquito de tristeza con alegría escribe poemas. La alegría con miedo nos lleva a contextualizar el miedo y a no darle tanta importancia.

¿La alegría suaviza el ánimo?

Sí, la alegría suaviza todas las otras emociones porque nos permite procesarlas desde la inocencia. La alegría pone al resto de las emociones en contacto con el corazón y les da un sentido ascendente. Las canaliza para que lleguen al mundo de la mente.

¿Y la tristeza?

La tristeza es un sentimiento que puede llevarte a la depresión cuando te envuelves en ella y no la expresas, pero también puede ayudarte. La tristeza te lleva a contactar contigo mismo y a restaurar el control interno. Todas las emociones negativas tienen su propio aspecto positivo, las hacemos negativas cuando las reprimimos.

¿Es mejor aceptar esas emociones que consideramos negativas como parte de uno mismo?

Como parte para transformarlas, es decir, cuando se aceptan fluyen, y ya no se estancan, y se pueden transmutar. Tenemos que canalizarlas para que lleguen desde el corazón hasta la cabeza.¡Qué difícil! Sí, es muy difícil. Realmente las emociones básicas son el amor y el temor (que es ausencia de amor), así que todo lo que existe es amor, por exceso o defecto. Constructivo o destructivo. Porque también existe el amor que se aferra, el amor que sobreprotege, el amor tóxico, destructivo.

¿Cómo prevenir la enfermedad?

Somos creadores, así que yo creo que la mejor forma es creando salud. Y si creamos salud no tendremos ni que prevenir la enfermedad ni que atacarla, porque seremos salud.

¿ Y si aparece la enfermedad?

Pues tendremos que aceptarla porque somos humanos. También enfermó Krishnamurti de un cáncer de páncreas y no era nadie que llevara una vida desordenada. Mucha gente muy valiosa espiritualmente ha enfermado. Debemos explicarlo para aquellos que creen que enfermar es fracasar. El fracaso y el éxito son dos maestros, pero nada más. Y cuando tú eres el aprendiz, tienes que aceptar e incorporar la lección de la enfermedad en tu vida. Cada vez más personas sufren ansiedad. La ansiedad es un sentimiento de vacío, que a veces se vuelve un hueco en el estómago, una sensación de falta de aire. Es un vacío existencial que surge cuando buscamos fuera en lugar de buscar dentro. Surge cuando buscamos en los acontecimientos externos, cuando buscamos muletas, apoyos externos, cuando no tenemos la solidez de la búsqueda interior. Si no aceptamos la soledad y no nos convertimos en nuestra propia compañía, vamos a experimentar ese vacío y vamos a intentar llenarlo con cosas y posesiones. Pero como no se puede llenar con cosas, cada vez el vacío aumenta.

¿Y qué podemos hacer para liberarnos de esa angustia?

La angustia no se puede pasar comiendo chocolate, o con más calorías, o buscando un príncipe azul afuera.
La angustia se pasa cuando entras en tu interior, te aceptas como eres y te reconcilias contigo mismo. La angustia viene de que no somos lo que queremos ser, pero tampoco lo que somos, entonces estamos en el “debería ser”, y no somos ni lo uno ni lo otro. El estrés es otro de los males de nuestra época.El estrés viene de la competitividad, de que quiero ser perfecto, quiero ser mejor, de que quiero dar una nota que no es la mía, de que quiero imitar. Y realmente sólo se puede competir cuando decides ser tu propia competencia, es decir, cuando quieres ser único, original, auténtico, no una fotocopia de nadie.El estrés destructivo perjudica el sistema inmunológico. Pero un buen estrés es una maravilla, porque te permite estar alerta y despierto en las crisis, y poder aprovecharlas como una oportunidad para emerger a un nuevo nivel de conciencia.


¿Qué nos recomendaría para sentirnos mejor con nosotros mismos?

La soledad. Estar con uno mismo cada día es maravilloso. Estar 20 minutos con uno mismo es el comienzo de la meditación; es tender un puente hacia la verdadera salud; es acceder al altar interior, al ser interior.
Mi recomendación es que la gente ponga su despertador 20 minutos antes para no robarle tiempo a sus ocupaciones. Si dedicas, no el tiempo que te sobra, sino esos primeros minutos de la mañana, cuando estás fresco y descansado, a meditar, esa pausa te va a recargar, porque en la pausa habita el potencial del alma.


¿Qué es para usted la felicidad?

Es la esencia de la vida. Es el sentido mismo de la vida, encarnamos para ser felices, no para otra cosa. Pero la felicidad no es placer, es integridad. Cuando todos los sentidos se consagran al ser, podemos ser felices. Somos felices cuando creemos en nosotros, cuando confiamos en nosotros, cuando nos encomendamos transpersonalmente a un nivel que trasciende el pequeño yo o el pequeño ego. Somos felices cuando tenemos un sentido que va más allá de la vida cotidiana, cuando no aplazamos la vida, cuando no nos desplazamos a nosotros mismos, cuando estamos en paz y a salvo con la vida y con nuestra conciencia.Vivir el Presente.

¿Es importante vivir en el presente? ¿Cómo lograrlo?

Dejamos ir el pasado y no hipotecamos la vida a las expectativas de futuro cuando nos volcamos en el ser y no en el tener. Yo me digo que la felicidad tiene que ver con la realización, y ésta con la capacidad de habitar la realidad. Y vivir en realidad es salir del mundo de la confusión.

¿Tan confundidos estamos, en su opinión?

Tenemos tres ilusiones enormes que nos confunden. Primero creemos que somos un cuerpo y no un alma, cuando el cuerpo es el instrumento de la vida y se acaba con la muerte. Segundo, creemos que el sentido de la vida es el placer; pero a más placer no hay más felicidad, sino más dependencia. Placer y felicidad no es lo mismo. Hay que consagrar el placer a la vida y no la vida al placer. La tercera ilusión es el poder; creemos tener el poder infinito de vivir.

¿Y qué necesitamos realmente para vivir?, ¿acaso el amor?

El amor, tan traído y tan llevado, y tan calumniado, es una fuerza renovadora.El amor es magnífico porque crea cohesión. En el amor todo está vivo, como un río que se renueva a sí mismo. En el amor siempre uno puede renovarse, porque todo lo ordena. En el amor no hay usurpación, no hay desplazamiento, no hay miedo, no hay resentimiento, porque cuando tú te ordenas porque vives el amor, cada cosa ocupa su lugar, y entonces se restaura la armonía. Ahora, desde la perspectiva humana, lo asimilamos con la debilidad, pero el amor no es débil. Nos debilita cuando entendemos que alguien a quien amamos no nos ama.
Hay una gran confusión en nuestra cultura. Creemos que sufrimos por amor, que nuestras catástrofes son por amor. pero no es por amor, es por enamoramiento, que es una variedad del apego. Eso que llamamos habitualmente amor es una droga. Igual que se depende de la cocaína, la marihuana o la morfina, también se depende del enamoramiento. Es una muleta para apoyarse, en vez de llevar a alguien en mi corazón para liberarlo y liberarme. El verdadero amor tiene una esencia fundamental que es la libertad, y siempre conduce a la libertad. Pero a veces nos sentimos atados a un amor. Si el amor conduce a la dependencia es eros. Eros es un fósforo, y cuando lo enciendes se te consume rápidamente, en dos minutos ya te quemas el dedo. Hay muchos amores que son así, pura chispa. Aunque esa chispa puede servir para encender el leño del verdadero amor. Cuando el leño está encendido produce el fuego. Ese es el amor impersonal, que produce luz y calor.


¿Puede darnos algún consejo para alcanzar el amor verdadero?

Solamente la verdad. Confía en la verdad; no tienes que ser como la princesa de los sueños del otro, no tienes que ser ni más ni menos de lo que eres. Tienes un derecho sagrado, que es el derecho a equivocarte; tienes otro, que es el derecho a perdonar, porque el error es tu maestro. Ámate, sincérate y considérate.. Si tú no te quieres, no vas a encontrar a nadie que te pueda querer. El amor produce amor. Si te amas, vas a encontrar el amor. Si no, vacío. Pero nunca busques una migaja; eso es indigno de ti. La clave entonces es amarse a sí mismo. Y al prójimo como a ti mismo. Si no te amas a ti, no amas a Dios, ni a tu hijo, porque te estás apegando, estás condicionando al otro. Acéptate como eres; lo que no aceptamos no lo podemos transformar, y la vida es una corriente de transformación permanente.

Jin Ji Du Li

Jin Ji Du Li 
PRACTICAR UN MINUTO AL DÍA

 Practicar para evitar el envejecimiento y la demencia; Parece muy fácil, ¿verdad? Haz este Ejercicio de la cultura china simple y eficaz... y verás 
 La importancia está en que tus ojos deben estar cerrados cuando estés practicando el Jin Ji Du Li... 
 Aquí está el ejercicio: Párese sobre una pierna, mientras que sus ojos están cerrados. Eso es todo. 
 Haga la prueba ahora mismo, póngase de pie, cierre los ojos y trate de mantenerse parado en un solo pie. Si usted no es capaz de permanecer por lo menos 10 segundos, significa que su cuerpo ha degenerado hasta el nivel de 65 años de edad. En otras palabras, es posible que sólo tenga 40 años de edad, pero su cuerpo ha envejecido mucho más rápido. 
 Intenté hacer este ejercicio cuando leí el correo electrónico y pensé: "gran cosa, estoy seguro de que puedo hacer esto fácilmente" Me estaba engañando a mí mismo, me alegró haberlo intentado, porque descubrí para mi sorpresa que mientras yo podía mantenerme fácilmente sobre un solo pie con los ojos abiertos, intentando lo mismo con los ojos cerrados... es otra historia! Yo no podía mantener el equilibrio durante más de dos o tres segundos antes de empezar a tambalearme. No es necesario que levante mucho su pierna, si sus órganos internos están fuera de sincronía, incluso levantando la pierna un poco le hará perder el equilibrio. 
 Los chinos han avanzado mucho en su conocimiento del cuerpo humano. Fue muy alentador saber que la práctica frecuente y regular puede ayudar a recuperar el sentido del equilibrio. De hecho, los especialistas chinos sugieren que la práctica diaria de Jin Ji Du Li durante 1 minuto, ayuda a prevenir la demencia. Al principio usted puede probar cerrando un poco los dos ojos, en lugar de cerrarlos completamente. De hecho, esto es lo que el especialista en salud Zhong Li Ba Ren recomienda.
 La práctica diaria de Jin Ji Du Li, puede ayudar en la curación de muchas enfermedades como: La hipertensión, Altos niveles de azúcar en la sangre o diabetes, El cuello y las enfermedades de la columna vertebral, y también puede evitar la demencia senil.
 Zhong Li Ba Ren ha escrito un libro titulado "Self help is better than seeking doctors' help", un best-seller que, además, ha sido el libro de salud más vendido en China desde que se publicó por primera vez el año pasado. Su éxito se puede medir por el hecho de que logró más de 1 millón de copias vendidas. 
 Se dice que de acuerdo a la comprensión de los médicos chinos, las enfermedades aparecen en el cuerpo debido a que surgen problemas en la coordinación entre los diversos órganos internos, lo que hace que el cuerpo pierda su equilibrio. 
Jin Ji Du Li puede reajustar esta interrelación de los órganos y como funcionan entre sí. Zhong Li Ba Ren afirmó que la mayoría de las personas no pueden pararse sobre un pie con los ojos cerrados por 5 segundos, pero más tarde, ya que lo practican a diario, son capaces de hacerlo por más de 2 minutos. A medida que adquiera capacidad de permanecer por más tiempo, la sensación de pesadez desaparece. Al practicar Jin Ji Du Li, se nota que la calidad del sueño es mejor, la mente se aclara y mejora significativamente la memoria. Lo más importante es que si practica Jin Ji Du Li con los ojos cerrados durante 1 minuto cada día, no sufrirá de demencia senil ( significa que el cerebro se mantendrá saludable). Zhong Li Ba Ren explicó que hay seis meridianos importantes que pasan por las piernas. Cuando estamos parados sobre una sola pierna, sentiremos dolor debido al ejercicio, y cuando esto ocurre, los órganos correspondientes de estos meridianos y sus formas comienzan a recibir el ajuste necesario. 
Este método puede enfocar o concentrar la conciencia y el canal del cuerpo hasta los pies. Los efectos benéficos de la práctica de Jin Ji Du Li en varias enfermedades asociadas con la hipertensión, diabetes, enfermedades del cuello y la columna vertebral se empezarán a sentir rápidamente, también puede prevenir la gota. Es la cura básica para la enfermedad de "Cold Feet" y también puede reforzar la inmunidad del cuerpo.
No hay que esperar a estar enfermos para comenzar a practicar Jin Ji Du Li. Es recomendable para casi cualquier tipo de persona y especialmente benéfico en los jóvenes, si lo practican a diario mientras están sanos la probabilidad de adquirir problemas propios de la vejez, será menor. No es recomendado para las personas cuyas piernas están debilitadas y no pueden permanecer de pie por períodos largos “Es la mente la que crea el mundo que nos rodea y aún cuando nos encontramos juntos, parados en la misma pradera, mis ojos nunca verán lo que los tuyos contemplan y mi corazón nunca se agitará con las emociones que conmueven al tuyo”.
 George Gissing

 
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