Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

El año del conejo

18 de diciembre de 2011

CERRAR CICLOS EN EL 2012



Cada vez que termina un año,  es frecuente proponernos cerrar un ciclo y abrir otro. Deseamos borrar todas las experiencias desagradables que tuvimos, recordar solo la buena suerte y los logros que alcanzamos de ese año que se va. Nos encanta hacer promesas  para el nuevo año que vamos a vivir, sin entender por qué nunca llegamos a concretarlas. Nos gusta volver a saborear las alegrías que pudimos tener  en un determinado momento, la pareja ideal que conseguimos, el carro último modelo que adquirimos o cierto ascenso profesional que alcanzamos. Pero aquello que nos dejo una herida  tiene que morir dentro de nosotros. Y es que por lo general, para los occidentales, lo ideal es obtener solo exitos y cero fracasos en la vida. Entonces, ¿estamos cerrando ciclos? O más bien, ¿vivimos una espacie de neurosis colectiva irreal?  Nos enfrentamos a una sociedad en la que todos debemos ser hermosos, exitosos y perfectos. Haciendo conciencia de esto, podemos decir que:
1. Nos gusta vivir lo bueno de la vida, pero no lo malo.
 2. Debemos cerrar ciclos, cuando en realidad reprimimos aquellas heridas y traumas para que “no se nos noten”.
Adoptar una máscara es mucho mejor y más comodo. ¿Qué ira a decir la familia de mi si no soy el mejor hijo? ¿Qué dirán mis hijos si me ven en aquello o esto? ¿Qué dirá papa si no cumplo con sus expectativas? ¿Qué dirá mama, si distinto a ella, yo decido ser soltero toda la vida y dedicarme a mí? ¿Qué dirán mis amigos si me divorcio? Estas y otras preguntas pasan por las cabezas de muchos desde la adolescencia, pasando a la adultez y llegando inclusive a la madurez. Habrá quienes partan de este plano con esas tormentosas preguntas hasta la tumba. ¿Serian de verdad sanos y felizes? Quizás vivieron profundamente heridos, desolados, sin saber cómo pasar la página.
Tú puedes hacerlo, pero hazlo desde la herida.
Todo buen psicoanalista sabe que, para extirpar algo nocivo de la vida de una persona, primero debes descubrir cuál es el origen del problema. Solo así podrás sanarte, hacerte consciente de ese proceso o llevarte como una guía hacia una luz desde aquel túnel. Lo primero que debes hacer cuando tengas  un problema, un conflicto, una angustia, una rabia que no puedas sacar de tu corazón, es hacerla consciente. ¿Por qué tienes que obligarte a perdonar si no lo sientes así? Ese perdón debe conseguirse de forma natural, no impuesta. No puedes empeñarte en sonreír mientras llevas el dolor sin saber qué hacer con ello.
Busca la raíz del asunto que te duele, revívelo, recuerda que fue tanto lo que te molestó, por qué crees que te hirió tanto. Una vez que te enfrentes a ese dolor, si quieres llorar, llora. Siente dentro de ti esa herida y reconócela como parte de tu vida. Una vez que hayas quitado esa venda, que hayas enfrentado esa verdad (tu verdad), tendrás la batalla ganada. ¿Por qué? Porque habrás reconocido que no solo eres éxito, triunfos y perfección, sino que también estas sujeto a emociones, rabia y dolor. ¿y qué pasa cuando reconocemos esto? Pasa que sientes la vida desde lo humano, no desde lo divino como nos enseñaron  a vivir. Pasa que debemos  respetar nuestros procesos de duelo, para seguir viviendo sin mascaras. ¿Qué es lo valioso de todo esto? Lo valioso es que puedes aceptarte como eres y que con esa nueva variante puedes cerrar ciclos de angustia y desolación.
¿Cuándo debemos cerrar ciclos?
En caso de perdidas, renuncias, despidos y quiebres económicos. Robos, estafas, muertes físicas, rupturas sentimentales, rabias y odios que no nos dejan avanzar, resentimientos por comparaciones absurdas, culpas, miedos, angustias, todo complejo que sea nocivo y que nos deje vivir en paz.
Porque, al final, ¿de qué nos sirve odiar?
Una vez que hayas reconocido tu propio dolor y te permitas sentirlo, tomate tu tiempo para recuperarte, no desde la derrota, sino desde el sentido del aprendizaje. No desde la culpa, sino desde la idea de que la vida tiene sus sinsabores y debemos aprender  a asimilarlos. Una vez allí, pregúntate si ese sentimiento que te embargaba te era útil. ¿De qué sirve odiar? ¿Qué beneficios te trae? ¿Vengarse es lo apropiado?  Si decides seguir odiando, acabaras  odiandote a ti mismo. Porque ese sentimiento te puede enfermar. Enfermara tu físico y te afectara a ti, no a la situación, ni al otro. En cuanto a los beneficios, solo puedes beneficiarte desde el momento en que lo reconoces y lo aceptas para luego superarlo y dejarlo atrás. Poco a poco, y en el tiempo que te tome hacerlo, será perfecto. Si quieres, llámalo perdón, pero en realidad se trata de integrar un proceso donde te darás cuenta que después de una caída, puedes levantarte y continuar.
 Si piensas en vengarte, será peor. Todo lo que hagas en detrimento de los demás, te será devuelto por la ley de causa y efecto. Así que eso no es válido en este juego.
Consejos:
  1. Ante, una pérdida, un rompimiento sentimental, infidelidad o, tal vez, al ser juzgado  por algo, lo mejor es reflexionar al  respecto y entender que ninguno de los seres humanos somos perfectos.
  2. Haz conciencia de que eres humano y que los errores son validos en la vida. Si no, ¿Cómo se llega a los aciertos?
  3. Respeta tu proceso de vida y el de los demás, cada cual vive a su ritmo y de acuerdo a las circunstancias personales de su destino.
  4. Todo dolor debe sacarse, analizarlo y reconocerlo como parte de la vida. No como algo negativo, si no como una experiencia más de aprendizaje.
  5. Entiende que así como eres humano y cometes errores, lo demás también lo son y pueden cometerlos al igual quetu.  En lugar de odiar, reconócete en el otro. Ponte en sus zapatos.
Para esta navidad es muy importante que decidas explorar en tu pasado, reconociendo tus errores, para luego conquistar tu paz interna desde la aceptación de la vida tal y como es. En este año nuevo, tomate un tiempo para reflexionar sobre tus heridas, reconócete en ellas y pregúntate, ¿Qué lograste aprender? Porque lo que no debes de olvidar jamas, es que el fin primordial de esta nuestra vida, es aprender a convivir los unos con los otros y dar constancia de nuestra hermandad universal. Deja atrás el papel de víctima. Decide de una vez romper esas cadenas. ¿Hiciste el ejercicio? Seguro ya te sientes mejor. Ahora si puedes pasar la página.
Es muy importante:
No juzgarse ni culparse. Tampoco buscar juzgar y culpar a los demás. Cada evento de vida, sea malo o bueno, es importante para el desarrollo psíquico y evolutivo del ser humano.
No compararse con nadie. Cada quien es único y maravilloso.
Respetarte como eres para que los demás también lo hagan.
Avanzar en tu comprensión según tu propio ciclo interno. El objetivo es que tus logros los consigas por tu convencimiento, a tu ritmo, no al de los demás, si no es asi, llegaras a cansarte y no proseguiras, e indefectiblemente deberas mas adelante volver a enfrentar y dilucidar estas mismas cuestiones.
Toma el control de tu vida. Solo tú debes ser responsable de ella. Disfrútala y vívela desde tu punto de vista.

2 comentarios:

SOn buenos consejos,gracias por recordárnolos.

Gracias a tí por leerlos y Feliz 12!

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