HUGO ARDILES.
Tengo 75 años. Nací en Argentina. Estoy licenciado en Medicina. Me interesa el ser humano más allá de sus ideologías y prefiero la filosofía budista a cualquier religión. Trabajo la terapia de centros de energía, cuya aplicación es el crecimiento espiritual.
Tengo 75 años. Nací en Argentina. Estoy licenciado en Medicina. Me interesa el ser humano más allá de sus ideologías y prefiero la filosofía budista a cualquier religión. Trabajo la terapia de centros de energía, cuya aplicación es el crecimiento espiritual.
- ¿A qué ha dedicado sus 75 años de vida?
- A una verdad que descubrí hace medio siglo y que cambió el rumbo de mi vida.
- ¿Hasta qué punto?
- Yo era músico, un violinista de 22 años a punto de formar parte de la Filarmónica de Viena. En espera de mi incorporación me fui a seguir perfeccionándome a Buenos Aires.
- Pensaba que era usted médico.
- Verá, lejos de mi tranquila ciudad natal caí en una depresión, todo me iba grande y era incapaz de sacarle una nota al violín. Un amigo me llevó a una terapeuta intuitiva que formó la escuela que yo he continuado.
- ¿Cuál era su terapia?
- Descubrí anonadado cómo a través del movimiento se producía toda una limpieza mental y emocional. Me impactó tanto mi propia transformación que quise comprender lo que había sucedido y decidí estudiar Medicina.
- Sorprendente.
- Me especialicé en psiquiatría gestáltica para poder tratar los aspectos emocionales. Luego ahondé en la homeopatía porque trata la energía y estudié fisioterapia para comprender las articulaciones y los huesos. Pasé largas temporadas en India y en Tíbet estudiando meditación y yoga.
- No debió de volver a tener tiempo de deprimirse.
- No, nunca más, mientras trataba a la gente, pude darle estructura a aquella verdad intuitiva.
- ¿Qué verdad?
- La de que tenemos varios cuerpos.
- ¿?
- Tenemos el cuerpo orgánico y el energético. El cuerpo energético está formado por siete centros de energía principales distribuidos a lo largo de la columna vertebral. Cada centro comprende un grupo de órganos, una glándula endocrina y un sector muscular.
- ¿La distribución de energía depende de estos centros?
- Sí, cuyos modos de funcionar harán que predominen determinadas funciones fisiológicas y cualidades psíquicas. El primer centro, el de la base de la columna, recibe la energía de la tierra. Le sigue el centro lumbo-sacro y el centro plexo solar y, a partir del cardiaco, empiezan los superiores.
- Explíqueme qué energías mueven esos centros.
- El centro laríngeo tiene que ver con el aprendizaje y el intelecto, y el centro frontal con la creatividad y la intuición. El coronario está relacionado con lo espiritual, a través de él recibimos la energía del universo.
- ¿Qué significa que me duela el estómago?
- Que tiene un problema emocional, porque el centro medio, a la altura del estómago, gestiona todo lo que el mundo y la gente nos hace sentir.
- Barry Marshal dedicó diez años a demostrar que la úlcera es una bacteria.
- Mi estómago está emocionalmente preparado para que la bacteria progrese y cause primero gastritis y luego úlcera. Pero no es matando la bacteria como desaparecerá la úlcera, sino restableciendo un estado emocional adecuado.
- ¿Y qué tiene que ver todo esto con el movimiento?
- El movimiento es lo que hace que circule la energía de estos centros. A cada centro le corresponde un tipo de movimiento y de música. Si voy a trabajar el centro bajo, que es el que se relaciona con la tierra, es muy probable que use música que tenga mucho ritmo y, al golpear con los pies en la tierra, voy a generar en mí la fuerza telúrica que me permita trabajar mi cuerpo orgánico.
- ¿Cómo depura lo emocional, cómo trató su depresión?
- Es fundamental armonizar toda la energía. Pero en concreto al centro medio, el que está directamente relacionado con las emociones, le corresponde esa música melodiosa y esos movimientos que nos llevan a la intensidad del sentir.
- ¿Qué centro solemos tener más obturado?
- En nuestra época el cardiaco y el frontal. Pero por ejemplo, en la edad media era el laríngeo, la puerta de entrada al intelecto.
- ¿Qué le pasa a nuestro centro cardiaco?
- Es el centro más acorazado, hay que aflojarlo. Le corresponde la música clásica por la exaltación que produce, una cantata de Bach o una misa de Vivaldi, música que nos comunique hacia fuera.
- Denos un consejo para abrir el corazón.
- Aprenda a respirar. Simbólicamente, respirar significa hacer entrar lo de fuera y hacer salir lo de dentro. Primero hay que hacer gimnasia, movimientos con el torso, ablandar. Después aprender a respirar y más adelante saber respirar según la circunstancia.
- Vaya.
- Respirar con el abdomen tranquiliza la parte emocional, respirar con los pulmones nos concentra, nos ayuda a poner el corazón en lo que hacemos.
- ¿Y qué le ocurre a nuestro centro frontal?
- Es el del pensamiento, la mente, la creatividad, para abrirlo la mejor herramienta es la meditación.
- ¿Y para tener todos los centros funcionando correctamente, qué hacer?
- Si los tuviéramos todos funcionando perfectamente nos iluminaríamos.
- Bueno, más o menos...
- Hagas lo que hagas, hazlo lo mejor posible. Haz de tu trabajo una creación, reinvéntate. Aprende a amar con ese amor que no caduca y entrégate a la vida.
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