La Filosofía Taoísta es una de las muchas filosofías de la cultura oriental China.
Sus orígenes se remontan a épocas del mítico Emperador Amarillo, constituyéndose como estructura filosófica alrededor del 604 a.c.
Principios Básicos de las disciplinas Taoístas
El respeto y custodia de la Gran Naturaleza.
La No violencia como objetivo.
La serenidad y armonía como método.
El desarrollo interior y espiritual del hombre.
El desarrollo de una existencia con vitalidad y plenitud.
Sugerencias inmediatas sobre el taoísmo.
El adepto al taoísmo tiene con fin principal llegar a un encuentro con el Tao, a traves de comprender la sintonía que establece con la realidad, a la cual llama Naturaleza.
Percibe a esta realidad en dos ambitos definidos: uno superficial y otro mas profundo. Este ultimo es rector y guia del anterior, habitualmente es llamado interno.
La realidad o Naturaleza es concebida por el Taoísmo como Transformadora y transformante, o sea basicamente en movimiento. Este moviento logra su plenitud al mantener la armonía, que es básicamente un equilibrio de los distintos matices que produce todo aquello que esta en movimiento. Dichos mátices son conocidos como Yin y como Yang, siendo nuestra concepción (así como la de toda escuela tradicional taoísta) que dichos aspectos de lo que se halla en el Universo fundamentalmente complementarios y no opuestos o antagónicos.
Esto descarta toda concepción de rigidez ( tipo masculino-femenino, bien-mal, positivo-negativo, etc...) que se le otorga a la idea de Yin-Yang, siempre y cuando estemos hablando de taoísmo.
Este movimiento básico (denominado T'ai Chi) con mátices Yin-Yang genera constantemente los componentes del Universo, esencialmente por medio de su energía, el Ch'i (que este aspecto primordial algunas Escuelas la denominan Ch'i Shen Li o Ch'ing Ch'i). Sus concreciones son multiples, por eso eran denominadas poeticamente como diez mil seres. De cualquier forma se puede observa sus Cinco caracteristicas comunes, conocidas como Wu Hsing, que permiten estudiar su comportamiento concreto. Las posibilidades que el tiempo va poniendo a prueba cuando los seres llevan a cabo con sus movimientos individuales son estudiados por las reglas de las Ocho posibilidades (Pa Kua), que pueden llegar combinadamente hasta sesenta y cuatro posibilidades.
Esta burda simplificación del procesos de la naturaleza puede servir para entender que el Taoísta siente la necesidad de una segunda etapa de su desarrollo que es regresar a la fuente. Esto implica el trabajo directo sobre su espiritu o Shen para lograr un estado de sincronización imperecedero con el Tao
Esta preparación que abarca al individuo entero estima la creación de ejercicios o disciplinas que permitan un acondicionamiento de la persona. La Caligrafía, la Pintura paisajistica, La Musica instrumental, El T'ui Na, las artesanías, Y el T'ai Chi Ch'uan, pueden ser entre otras herramientas utilizables para lograr un estado efectivo de perceptibilidad interior de esta naturaleza Universal, cuyo sentido inaprensible denominamos arbitrariamente Tao.
El sentir taoista
El cultivo verdadero del Tao debe empezar por la observación de los elementos simples que componen nuestra existencia, de hecho y en principio lo más cotidiano.
Pues el hombre se construye poco a poco por estas cosas, y justamente cuando de ellas nos alejamos el crecimiento del ego sirve para cubrir el sentimiento de pertenencia hacia nuestro lugar en el Cosmos. Al no conectar con sus esencia fundamental nuestra soledad producto del abandono del verdadero lugar genera la necesidad de suplantarlo con el ego. Habiendo ego dominante el corazón, al decir de los Maestros, se vuelve impuro: deja de ser genuino, de ser si mismo, y asimila otras fuerzas latentes que reemplazan su idoneidad. El egoísmo como un fuego que no se puede extinguir se exacerba y se extiende dejando cenizas, sedimentos y retazos del Sentir Interno, el Sentir pleno por Unidad. El Sentir siendo Uno.
¿Pero que se puede hacer?
Obviamente con racionalizar no alcanza. Nuestro cuerpo debe conmoverse físicamente también, fundamentalmente con ejercicios controlados (prácticas o artes en lo posible). Pero todo ejercicio debe tener un propósito, sino son meras sombras humanas que se pierden en el tiempo y no producen transformación. La transformación permite la circulación interior de la energía porque hace renacer en el organismo nuestras fuerzas y ánimos. Acostumbrados a lo lineal no comprendemos el transformarse, solo el ejecutamos el claudicar, el rendirse, o sea destruir todo cuando se pierde la coherencia perseguida (como si coherencia o unidad fueran punto fijos en la vida o la existencia misma). No, debes transformar. Transformar es modificarse para ser otro y volverse parte de otros regresando a la esencia original de ser uno mismo.
La transformación será el resultado de nuestros ejercicios con un “sentido para sentir”. Difíciles de explicar por su variedad y amplitud (que se suma al hecho que deben adaptarse a la realidad de cada ser vivo), quizá podemos acordar el obtener serenidad como primer propósito para nuestros ejercicios. Físicamente se experimenta a través de la relajación, tanto como ausencia de tensión o como flexible no-oposición.
Podríamos tomar a la serenidad como un fín pero aquí lo proponemos como ejemplo de un sutil fluido que logre nutrir el Sentir del taoísta.
http://www.bosquetaoista.com.ar/index.htm
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