PARA FAVORECER LA TRANSFORMACIÓN DE LA CONSCIENCIA, por Annie MARQUIER
Quitar ego, poner consciencia
1. Reconozco que mi percepción de la realidad no es necesariamente la realidad.
2. Pongo en entredicho continuamente mi percepción de la realidad. Al hacerlo, agrando mi filtro de percepción. Dejo de considerar mis percepciones como si fueran expresión de la verdad.
3. Practico en todo momento la posición de Testigo. Soy consciente de mis pensamientos, de mis emociones y de lo que pasa en mi cuerpo físico. Soy consciente de los mecanismos del pánico, del placer y del poder, que me mantienen en la separación.
4. Asumo la plena responsabilidad de mis emociones, cualesquiera que sean los factores que parezcan haberlas activado.
5. No juzgo el comportamiento de los demás. Lo observo, pero centrándome en el corazón. Si la observación genera en mí reacciones emocionales inferiores, asumo la responsabilidad. Son “mis” emociones, y es asunto mío gestionarlas adecuadamente.
6. Cuando el comportamiento de alguien me parece inadecuado o negativo, en lugar de juzgar y reprobar, permanezco centrado en mi corazón y, desde ahí, envío a la persona en cuestión toda la luz que necesita para cambiarlo. Tengo en cuenta que el comportamiento que yo considero inadecuado o incluso “malo”, puede que no sea más que una percepción errónea por mi parte.
7. No critico ni repruebo a nadie, porque sé que la reprobación y la crítica son venenos tanto para el que critica como para el que es criticado, y mantienen la separación.
8. Soy consciente en todo momento de que si algo me molesta de los demás, es porque hay algo en mí no resuelto, que resuena con lo que percibo.
9. Aprovecho cualquier ocasión de reactivación emocional para interiorizarme y descubrir aspectos aún no revelados de mi inconsciente.
10. En lugar de criticar a los que activan en mí emociones desagradables, los “bendigo” por brindarme la oportunidad de hacer un trabajo consciente sobre mí mismo.
11. Dejo de querer tener razón y de querer demostrar que los demás están equivocados. Escucho a los otros, y acepto que la percepción que los demás tienen de la realidad sea diferente a la mía.
12. Hablo de manera centrada y responsable, sin dejar que sean las emociones inferiores las que me dirijan. Si me encuentro en un estado emocional perturbado, evito en lo posible actuar de inmediato, me tomo tiempo para centrarme.
13. Practico la aceptación dinámica. Dejo de resistirme a lo que me presenta la vida y lo aprovecho para tomar conciencia de mí y actuar con creatividad.
14. Reconozco que la verdadera sanación tiene lugar cuando dejo de exigir un cambio en el comportamiento de los demás.
15. Dejo de ser demasiado exigente conmigo mismo; acepto los límites de mi personalidad actual, la amo y trabajo con entusiasmo para aportarle luz.
16. Observo mis pensamientos y transformo los que me apartan de mi (nuestra) verdadera identidad (la crítica, el juzgar a los demás, la necesidad de tener siempre razón…).
17. Observo los mecanismos de la mente que me mantienen en el pasado o en el futuro y me apartan de la experiencia del momento presente. Elijo conscientemente el momento presente.
18. Desarrollo mi poder de atención.
19. Permanezco abierto a todo nuevo conocimiento que me permite tener una comprensión más amplia de mí mismo y de la realidad.
20. Aprendo a reconocer la voz de la intuición en mi corazón y decido seguirla.
Annie MARQUIER, El maestro del corazón,
Luciérnaga, Barcelona 32012, pp.238-239
Luciérnaga, Barcelona 32012, pp.238-239
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