Creo que empecé demasiado pronto a reflexionar sobre la vida en vez de vivirla, y comencé demasiado tarde a tener plena conciencia de que la vida en sí misma es una acción, por lo tanto no había más que reflexionar…...

El año del conejo

31 de julio de 2012

Friedrich Nietzsche y la filosofía del martillo


En nuestros días, la mayoría de los filósofos se dedican profesionalmente a la docencia. Sin embargo, a lo largo de la historia ha habido muchos pensadores que no fueron profesores de filosofía. Se trata en algunos casos de intelectuales que no han sido académicos, y que ca­recen de una obra docente. Uno de los nombres destacados que la Academia ha tardado en reconocer como importante es el de Frie­drich Nietzsche, quien se dedicó, en primer lugar, a la filología, dis­ciplina en la que destacó, siendo discípulo y amigo de algunos de los filólogos más importantes de su época, tales como Friedrich Wilhelm Ritschl y Erwin Rohde. A lo largo de su vida, escribió una obra extremadamente personal, que comenzó con una novedosa y polémica interpretación del mundo antiguo y de la cultura griega clásica y que lo condujo a la crítica radical del cristianismo y del hu­manismo positivista de su época.

Nietzsche fue, inicialmente, seguidor de la obra de Arthur Schopenhauer, de quien toma la imagen del cosmos como voluntad que lucha por desear, por extenderse, que arrolla todo a su paso y que no surge de una razón organizadora, sino más bien del impulso ciego. Pero, a diferencia de Schopenhauer, que ve esto como una especie de dolor, Nietzsche considera que sí hay sufrimiento pero también hay alegría, una profunda exaltación. Schopenhauer ve el juego de la vo­luntad desde el individuo y constata que la voluntad se vale de él para sus propios fines y luego lo aplasta sin miramientos. El resulta­do es un irrenunciable pesimismo: la vida es dolor porque es deseo; y el deseo tiene como únicos destinos la insatisfacción o el hastío.

Nietzsche, en cambio, considera que el yo es una ilusión y entonces adopta un punto de vista descentrado para contemplar el juego que eternamente fluye de las fuerzas que componen la voluntad de po­der. Este juego se le aparece, pues, como gozoso. Para Schopenhauer la voluntad es una —es la cosa en sí que el universo es—, mientras que para Nietzsche no hay más que infinitas y fugaces puntuaciones de voluntad, cuyas tensiones y choques son las que constituyen toda entidad perceptible o pensable.
Nietzsche cumplió y superó la profecía de Schopenhauer. Vio ese mundo que regresa, ese girar de los eones, de los deseos, de los impulsos humanos. Pensaba que de todo eso podemos ir obteniendo una superación y una exaltación. Para él, la visión cósmica de la dan­za del devenir es motivo de celebración.

Criado entre mujeres y sin salud

Nietzsche nació en Rócken, Sajonia, en 1844. Huérfano de padre desde los cinco años, se crió con su abuela, su madre, su hermana y dos tías. Estudió en el Gymnasium de Naumberg y, luego, en el fa­moso internado de Pforta. De aquellos años juveniles datan las pri­meras evidencias de su precaria salud. Según los registros del inter­nado, Friedrich iba frecuentemente a la enfermería por diversas causas: dolores de cabeza, malestares estomacales, vómitos y diarreas, mostrando una fragilidad que sería una característica de toda su vida. Más tarde profundizó sus estudios de filología en la Universidad de Berlín y en la de Leipzig. En 1869 fue nombrado profesor de filolo­gía clásica en la Universidad de Basilea. Al estallar la guerra franco-prusiana se incorporó como enfermero al ejército alemán, aunque sus habituales problemas físicos le impusieron el regreso a tareas aca­démicas. En Basilea, conoció al compositor Richard Wagner, quien ejerció una enorme influencia sobre él. Nietzsche entendía que Wagner representaba la renovación de la cultura alemana. No es ex­traño, pues, que la primera obra del filósofo, El origen de la tragedia en el espíritu de la música, tuviera la intención de justificar las concepciones dramáticas wagnerianas. Sin embargo, la posición de Nietzsche respecto de Wagner fue cambiando. A medida que su pensamiento y su vida fueron desplegándose, Nietzsche adoptó claras tomas de po­sición frente a su cuñado Bernhardt Fórster, antisemita y negrero, contra Wagner, y ante el nacionalismo y militarismo prusiano. En ese sentido, fue un decidido europeísta y cosmopolita. Tuvo una actitud agresiva y definida, además, contra la burocracia universitaria. Inclu­so cuando debemos calibrar el alcance de sus afirmaciones teóricas principales, son bastante clarificadoras, cuando analizamos su oposi­ción respecto de la pena de muerte, los procedimientos carcelarios demasiado rigurosos de su época y su permanente desdén por la fal­ta de veracidad e hipocresía. El origen de la tragedia en el espíritu de la música es el libro con el que finaliza su carrera como filólogo clásico y con él se verifica la primera etapa del desarrollo de la filosofía nietzscheana.

Un incomprendido

Los colegas de Nietzsche no supieron comprender que el análisis que presentaba no era en modo alguno filológico, sino puramente filosófico. En El origen de la tragedia en el espíritu de la música, Nietzs­che presenta la tensión entre un principio apolíneo, que rige las for­mas, las apariencias, la claridad, y un principio dionisíaco, que ex­presa el verdadero fondo de la realidad, la exaltación de las pasiones, la embriaguez, la vida misma. Así, en la tragedia, el artista proporcio­na un consuelo, mediante bellas formas, frente a lo puramente dio­nisíaco, amenazante y disolvente. Pero la tragedia entra en crisis en el siglo v a.C. según Nietzsche, en virtud del optimismo racionalista, representado por Sócrates y Eurípides. Entre 1873 y 1876, Nietzs­che publicó cuatro artículos reunidos bajo el título de Consideraciones intempestivas, donde hace una crítica radical de la cultura, calificando a ésta de estéril y contraria a la vida.
En 1878 apareció Humano, demasiado humano, que abre la segun­da etapa del pensamiento nietzscheano, en la que él se aparta de sus influencias iniciales y adopta una postura de rechazo de muchas de sus anteriores opiniones, como, por ejemplo, las que había expresado sobre Schopenhauer —reflejadas en la separación de lo dionisíaco y lo apolíneo— y Wagner. En esa época abandonó la docencia univer­sitaria y conoció a Lou Andreas von Salomé, que fue el gran amor de su vida. Junto con un amigo común, el poeta Paul Rée, deci­dieron vivir juntos en una especie de comunidad que resultó bastan­te escandalosa para la época. La convivencia duró pocos meses y la experiencia fracasó.
En 1881, Nietzsche publicó Aurora y un año más tarde La gaya ciencia, obra que anunció la que sería la tercera etapa de la filosofía nietzscheana, ya no simplemente crítica sino fuertemente afirmativa. De esta manera no sólo puso el acento en destruir errores —Nietzs­che llama a ese momento «filosofía del martillo»—, sino en señalar una filosofía que tenía como objetivo, en cambio, proponer nuevas verdades. Nietzsche parece haber comprendido que la mera crítica no afirma nada y que para afirmar es necesario asumir un momento constructivo.

La trampa de los débiles

Uno de los aspectos más polémicos y por supuesto más sugestivos de la obra de Nietzsche es el referido al tema de la moral, o, para utilizar sus propias palabras: «una especie de psicología y genealo­gía de la moral». En contra de las ideas cristianas que indican que los débiles llegarán al cielo, y que la fuerza o la arrogancia son ele­mentos negativos, Nietzsche no acepta como virtudes positivas que debamos ser humildes o que tengamos que apoyar a los más pequeños. Su pensamiento intenta desenmascarar una trama que han ido inventando los débiles como legitimación de su resenti­miento contra los fuertes. Los enfermos y los incapaces han gene­rado un pensamiento segregador diciendo que los que triunfan, los más fuertes, arrogantes y brillantes, son malos: una especie de satanes.
En palabras de Nietzsche: «El prójimo alaba el desinterés porque recoge sus efectos. Si el prójimo razonase de un modo desinteresado, rehusaría esa ruptura de fuerzas, se opondría al nacimiento de seme­jantes inclinaciones y afirmaría ante todo su desinterés, designándo­las precisamente como malas. He aquí indicada la contradicción fun­damental de esta moral, hoy tan en boga: ¡los motivos de esta moral están en contradicción con su principio!».
El pensador asegura que lo que le sirve a esta moral para su de­mostración es refutado por su propio criterio de moralidad. Dice: «El principio: "Debes renunciar a ti mismo y ofrecerte en sacrificio", para no refutar su propia moral, no debería ser decretado sino por un ser que renunciase por sí mismo a sus beneficios y que acarrease qui­zá, por este sacrificio exigido a los individuos, su propia caída. Pero desde el momento en que el prójimo (o bien la sociedad) recomienza a causa de su utilidad, el principio contrario: "Debes buscar el provecho, aun a expensas de todos los demás", es puesto en práctica y se predica a la vez un debes y un no debes».
Por otra parte, asegura: «En el fondo de toda recomendación mo­ral altruista late el rebosantemente utilitario —y egoísta, por tanto— ¿qué pasaría si todos hicieran lo mismo? De tal modo que quien se ha dado cuenta de esto, es decir, de la intrínseca falsedad —o aún mejor imposibilidad— del altruismo, pero por otra parte ha sido educado en la ecuación altruismo-moralidad, egoísmo-inmoralidad, pierde toda razón y aun toda sensibilidad para la exigencia moral».
Nietzsche apunta a que las razones del altruismo no son altruis­tas: el altruismo es posible, pero siempre desde un egoísmo u otro. O sea, que el razonamiento moral no puede ser intrínsecamente dis­tinto del razonamiento estratégico.

El anticristianismo

Nietzsche corrige la exhortación cristiana en su anticristiano Así ha­bló Zaratustra, diciendo: «¡Amad siempre a vuestros prójimos igual que a vosotros, pero sed primero de aquellos que asimismo se aman,que aman con el gran amor, que aman con el gran desprecio!». Nun­ca fue menos anticristiano que en esta frase, o quizá nunca más inte­ligente e irrefutablemente anticristiano...
Este pensamiento anticristiano que recupera, además, una visión pagana de que lo importante es no sólo que la masa viva bien, sino que haya individuos superiores, que vayan alcanzando lo mejor, la experiencia, la dureza espiritual, el arrojo, y que vayan mirando las cosas tal como son sin complacencias ni compasiones, este plantea­miento es situado por Nietzsche en un terreno más espiritual que el de la lucha por el poder fáctico. Esta posición, por supuesto, da ori­gen a algunas repercusiones que a nosotros nos recuerdan otras co­sas. La idea de arrogancia, de la fuerza, de la imposición, nos suena a lo que fueron luego los nazismos y los fascismos europeos, sobre todo cuando la obra de Nietzsche cayó en manos de su hermana, quien, de algún modo, le dio un sesgo pronazi hasta tal punto que Adolf Hitler visitó la casa museo del filósofo y usó su figura para sus propios fines. Por supuesto, sería injusto decir que Nietzsche era algo así como un protonazi. Por ejemplo, era profundamente contrario al antisemitismo. Discrepaba en muchos puntos fundamentales de lo que luego fue el nazismo. El nazismo es una teoría política basada en una doctrina racial que propugnaba la superioridad incuestionable de un determinado grupo étnico, al que llamaba «ario». Nada de esto tiene lugar en la filosofía de Nietzsche. Tampoco hay en ella ningún principio de «pureza de la sangre» ni, en general, nada que justifique la aniquilación de otros grupos étnicos o sociales conside­rados inferiores. El superhombre de Nietzsche no es el matón del barrio, y el hombre superior del nazismo sí lo es. Pero es verdad que hay algo peligroso en esa ruptura excesivamente arriesgada, en esa transvaloración de la moral, de aquello que se pretende poner por encima y que estuvo por debajo durante tantos siglos. También es un riesgo querer recuperar la fuerza y la insolidaridad individual frente al mundo de armonías, de consuelos y apoyos a los débiles, que ha sido siempre el planteamiento moral habitual. Es una apues­ta arriesgada y por eso tiene efectos a lo largo del tiempo también discutibles.

ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA

Entre 1883 y 1885, Nietzsche publicó por entregas Así habló Zaratustra. Sus trabajos previos lo habían llevado a la denuncia del agota­miento de la civilización europea, judeocristiana, agotamiento que se resumía en la expresión «Dios ha muerto», planteada en el libro tercero de La gaya ciencia. El descubrimiento de la muerte de Dios, según Nietzsche, nos pone frente al fenómeno del nihilismo. Pero ahora se plantea que esa muerte de Dios es también la más asom­brosa posibilidad de crear, más allá de todo límite, en la apertura de un horizonte infinito. En Así habló Zaratustra aparecen, por eso, los temas característicos de la tercera etapa del pensamiento de Nietzs­che. Esto es: la voluntad de poder, el superhombre y el eterno re­torno de lo mismo. Al hablar de «voluntad de poder», Nietzsche se­ñala que no debe concebirse como un trasmundo, al estilo de la «Voluntad» de Schopenhauer, con un cierto estilo metafísico. Para Schopenhauer, la Voluntad es el Uno-Todo que subyace debajo de los fenómenos, de las representaciones. Es la sustancia irracional de todo cosmos pensable. Es, en fin, la cosa-en-sí que se realiza en nosotros y de la que somos parte, al igual que todo ente particular. En cam­bio, según Nietzsche, la voluntad del poder debe ser pensada, como ya he indicado, como una multiplicidad de puntuaciones dinámicas que constituyen todo. Representa el enigma de las pulsiones y ex­presa una afirmación radical de la vida, la misma que, pese a todo, aparece en la figura del superhombre y en la doctrina del eterno retorno.
Nietzsche piensa hasta sus últimas conclusiones el descoyunta­miento sufrido por el hombre entre el Renacimiento y el siglo xix, y su pérdida irreversible de sustancia mítica. Ante los hombres mar­chitos que padecen el crepúsculo de los grandes principios tradicio­nales del conocimiento, la política, la psicología y la ontología —la cuádruple muerte de Dios— como la más cómoda y amodorrante de las anemias, Nietzsche abre paso a un sujeto que obtendrá su nue­vo sentido de lo humano de esas mismas carencias, pero vividas con inventivas, sin nostalgias ni remordimientos. Ese sujeto es algo más hombre y no simplemente algo más que hombre; ha ido más allá de la humanidad clásica, pero en el camino de adentramiento en la in­manencia humana no hace al vértigo de nuevo trascendente de otra impersonalidad nihilista. Es esta propuesta nietzscheana de autoinvención valorativa y de autocreación humana de todos los órdenes lo que Heidegger no podrá (o no querrá) ver; la regeneración transfi­gurada del sujeto y del individuo que son el corazón positivo de la obra de Nietzsche permanecerán ocultos para él o, más probable­mente, no encajarán en el esquema de su propio pensamiento, al cual someterá su lectura nietzscheana. Hay en Nietzsche un Voltaire cur­tido en la escuela de Schopenhauer; una doctrina de la creación como destino al que debe despertar el hombre, y sobre todo un es­fuerzo de gran finura y coraje por pensar la libertad, entendida —al modo espinosista— no como opuesta a la fatalidad orgánica e histó­rica de la que brotamos, sino como su conciencia activa.
Su propia doctrina de la verdad, que de alguna manera acaba con la verdad con mayúscula y dice que en el mundo no hay hechos en el sentido veritativo del término, sino interpretaciones, porque la verdad es algo que viene desde la perspectiva que cada cual utiliza y que nuestro ángulo de perspectiva y nuestra capacidad de sostenerlo es lo que va a convertir en verdad una capacidad u otra. O sea, que para Nietzsche no hay verdades absolutas, intemporales, ni hechos en sí, sino interpretaciones, o mejor, perspectivas. Toda verdad acontece en una perspectiva determinada, todo hecho es interpretado de un modo u otro. No es posible pensar una verdad sin asociarle una pers­pectiva, ni un hecho sin encuadrarlo en una interpretación

LOS AFORISMOS

Prácticamente toda la obra de Nietzsche está formada por pequeños fragmentos. Son textos breves, podríamos denominarlos «aforismos», que van desde una línea a una página en la cual toma un aspecto, y la perspectiva de un suceso, de un momento histórico y de un per­sonaje. Están escritos con mucha fuerza, a veces con una ironía feroz.
El texto, breve, da cuatro o cinco vueltas sobre un tema, lo deja ahí y el lector se queda impactado por ese meteorito intelectual que cae sobre él.
Probablemente esta forma intelectual tiene también algo que ver con las propias condiciones físicas de Nietzsche, quien, como ya he dicho antes, desde su juventud pasó gran parte de su vida enfermo, vagando por Europa en busca de un clima adecuado, en Lucerna y Sils-Maria, tratando de encontrar también aire puro en las suaves temperaturas de Génova en Italia. Como, además, tenía muy mala vis­ta y escribir durante mucho tiempo le causaba dolores de cabeza, los aforismos eran la medida de lo que él podía realizar de un solo golpe. Uno de sus textos más conocidos se titula Dios ha muerto. Allí cuenta que hay una especie de ermitaño que va con un candil pasando entre los hombres diciendo: «Dios ha muerto». Nadie se da cuenta de que Dios se ha muerto, ni le da importancia. Todo el mundo ríe y pre­gunta: «Ah, pero ¿estaba enfermo?». El hombre del candil anuncia que Dios ha muerto y tras recibir por respuesta la indiferencia y las bro­mas de aquellos a quien anuncia esa muerte, reflexiona que los hom­bres —que son los que han matado a Dios— no se han dado cuenta y que, en el fondo, no quieren darse cuenta, porque esa muerte de Dios ha quitado todo sentido a lo que hasta ahora era importante.
¿Qué divinidad es la que ha muerto? Ha muerto el Dios del sentido del universo, el Dios de una verdad única, el Dios que soste­nía y justificaba la tranquilidad intelectual de los seres humanos, la ciencia, el conocimiento. Aunque el individuo no fuera religioso, toda su existencia se basaba en una especie de gran idea del sentido de verdad, de coherencia, que era lo que llamaba divinidad. Nietzs­che dice que eso ha acabado, que ha muerto. La sociedad estaba a las puertas del siglo xx —que él de alguna manera previo— y lo que la sostenía se ha hundido y ahora cada ser humano va a tener que sos­tener por sí mismo el sentido del mundo, del discurso. Ya no vamos a poder aferramos a un gran sentido cósmico, sino que vamos a te­ner que sostenernos por nosotros mismos. De ahí la importancia de alcanzar esa madurez superior intelectual que él llamó equívoca­mente «superhombre».
Si la primera etapa del pensamiento de Nietzsche es la repre­sentada por El origen de la tragedia en el espíritu de la música, la segunda, la iniciada con Humano, demasiado humano, y la tercera la que se abre conLa gaya ciencia, la cuarta etapa del pensamiento de Nietzsche vuelve al planteamiento crítico. Comprende los libros Más allá del bien y del mal, La genealogía de la moral, El Anticristo, El crepúsculo de los ídolos, El caso Wagner y su autobiografía Ecce homo, escritos todos en­tre 1886 y 1888. En 1889, Nietzsche sufrió un colapso, aparente­mente debido a una sífilis, y debió ser internado con daño cerebral irreversible y parálisis general progresiva. Su madre y su hermana Elizabeth lo cuidaron hasta su muerte en 1900.

La influencia de una obra y un hombre

Nietzsche fue prácticamente un desconocido en su época, muchas de sus obras fueron editadas por su cuenta y él mismo tuvo que cos­teárselas. Se suele comentar que de Así habló Zaratustra hizo unas po­cas decenas de ejemplares. Intentó regalarlo a los amigos y encontró que no conocía gente suficiente para hacerlo. Hasta ese punto sus ediciones y sus ventas eran mínimas, era un filósofo clandestino. Sin embargo, en los últimos años de su vida, cuando estaba sumido en la locura y retirado del mundo, empezó a crecer su prestigio, no en la Academia —que lo rechazó— sino entre poetas, novelistas y artistas. A comienzos del siglo xx ya había una verdadera pléyade en aumen­to de autores que se reconocían en Nietzsche. Ningún autor ha sido recuperado con tanta fuerza y celebrado tanto y, lamentablemente, con tan poco acierto como Nietzsche.
El pensador mantenía una posición ante su propia obra. Decía: «Recientemente, cuando intenté reconocer escritos míos antiguos que había olvidado, me espantó una característica común a todos: hablaban el lenguaje del fanatismo. Casi en todas partes donde se ha­bla de quienes piensan de otro modo, qué manera más sanguinaria de injuriar y qué entusiasmo por la malignidad, signos característicos del fanatismo; signos odiosos, a causa de los cuales no hubiera soportado leer estos escritos si su autor me hubiera sido menos familiar. El fanatismo corrompe el carácter, el gusto, y no en último lugar la sa­lud; quien quiera restablecer las tres cosas debe resignarse a un largo período de curación...». Es evidente que aún hay muchos convale­cientes de la obra de Nietzsche —en cierto modo todos los que lo hemos leído con pasión lo estamos un poco—, por razones que él mismo nos adelantó como si quisiera prevenirnos.

«NO QUIERO CREYENTES»

Esa teoría perspectivista de la verdad según la cual no hay verdades, sino interpretaciones —exagerada, creo yo— y llevada a consecuen­cias me parece que inadmisibles, es el legado de Nietzsche a la pos­modernidad que surge de ese planteamiento. En sus libros se encuen­tran afirmaciones y sus contrarias en páginas sucesivas. Nietzsche decía: «No quiero creyentes». Lo dejó claramente establecido en su Ecce homo, donde expone con exaltación pero también con nitidez las pautas según las cuales sus libros deben ser leídos y entendidos: «Pienso que soy demasiado maligno para creer en mí mismo, no ha­blo a las masas...». Un poco antes esboza el perfil de su lector ideal, es decir, del interlocutor que requiere su pensamiento: «Cuando me represento la imagen de un lector perfecto, siempre resulta un mons­truo de coraje y curiosidad y, además, una cosa dúctil, astuta, cauta, un aventurero y un descubridor nato». Un lector que busca la inten­sidad pero desconfía del arrebato, alguien que no vacila en adentrar­se intelectualmente en terreno vedado pero que no olvida tampoco tantear la solidez del camino que pisa, un explorador de experiencias espirituales alejado del voceador de consignas o del menesteroso de dogmas. Ése es el lector que Nietzsche quiere.
¿Cuál es su gran aportación al pensamiento ilustrado de la mo­dernidad, tan válido y esencial hoy como el mismo día que fueron escritos sus libros? Sin duda la afirmación incondicional de la vida, de la radical inocencia de la vida, el rechazo de cuanto desvaloriza la existencia en nombre de ciertos requisitos —teológicos, morales o sociales— que ésta debería reunir para contar con el visto bueno de los dubitativos y los remisos, a los que Nietzsche llama «nihilistas». El paradigma de esta actitud es el cristianismo. Por un lado, sostiene que si Dios no existe la vida carece de sentido, es algo vacío, una broma de mal gusto. Por otro, censura las manifestaciones más intensas de la vitalidad —placer físico, alegría, salud, fuerza— y ensalza lo morteci­no y exangüe —sacrificio, sufrimientos, lágrimas, renuncia, enferme­dad, invalidez, toda mortificación de lo corporal—. Desde la pers­pectiva moral, lo característico del cristianismo es descubrir en quien no se reconoce como víctima su condición inexorable de verdugo. De nada podemos enorgullecemos salvo de las humillaciones sufri­das. «La ceguera respecto al cristianismo —señala Nietzsche al final de su Ecce homo— es el crimen par excellence, el crimen contra la vida... lo que me separa, lo que me pone aparte del resto de la hu­manidad es el haber descubierto la moral cristiana.»
Todo hace de él un pensador sumamente estimulante y tam­bién, por qué no decirlo, peligroso. Su forma tumultuosa de pensar, la relación polémica con el nazismo, las interpretaciones múltiples de su obra, los esfuerzos que se han hecho por convertirlo en un pensa­dor conveniente, políticamente correcto, y el desbordamiento que suponen sus textos respecto a cualquier forma de sentido común fi­losófico nos ponen sobre un abismo que no podemos ignorar.

Savater, Fernando La aventura del pensamiento, Ed. Sudamericana, 
 

El poder de tu frecuencia de resonancia


Aunque no seamos conscientes, nuestra frecuencia de resonancia o nivel de vibración es nuestro bien más preciado en ámbitos tales como la protección energética, el desarrollo personal, o la auto sanación. Esto que parece tan “genérico”, es algo tremendamente simple, se trata de la “frecuencia media” que emites, el nivel vibracional que tienes de forma global, sumando todos los patrones energéticos, mentales, anímicos y emocionales que tenemos y que constantemente emitimos. Una persona con todos esos componentes vibrando a un nivel “alto” (hablando en Hz, la unidad de medida de la frecuencia de una onda cualquiera), incrementará su frecuencia base y verá reflejado este nivel en su realidad cotidiana, no solo por lo que a nivel de “ley de atracción” pueda manifestar, sino por la influencia que esa persona tendrá en los entornos en los que se mueva por su sola presencia.

Influencia de la frecuencia de resonancia en el ámbito de la sanación 
Todo sanador, o toda persona que es capaz de influir en otra a distancia está tocando tu frecuencia de vibración o resonancia, sea a nivel local (por ejemplo actuando sobre uno de los cuerpos sutiles, sobre un chakra, o a nivel general como en un baño de energía). Cuando hacemos algún tipo de sanación, remota o presencial, estamos modificando el sistema energético del paciente simplemente modificando un patrón concreto de onda que es la causa del bloqueo, y lo hacemos modificando su frecuencia de resonancia, de forma que al poner a vibrar su sistema energético a un nivel más alto, en esa zona, automáticamente se desbloquea aquella energía que se había quedado estancada. Por poner un ejemplo, seria como poner a sacudir una coctelera que tuviera pegada trocitos de papel en el exterior. La fuerza de la vibración de la coctelera hace que se despeguen y caigan esos papeles, simplemente por haber incrementado el movimiento y modificado las fuerzas que mantenían los papeles (entendidos como bloqueos energéticos) enganchados. Así, es sencillo comprender como simplemente “ordenando mentalmente” la eliminación, tras haber descubierto un cierto bloqueo, con la “intención” de sanar algo, esto se empieza a sanar, y es que la energía detonante del sanador, al ser recibida por el “paciente”, pone en marcha el mecanismo de vibración interno y modifica el patrón energético de la zona donde se encuentra el bloqueo incrustado y este “pegote” empieza a desprenderse poco a poco de esa zona (es decir, la misma persona se auto sana, el sanador solo hace de detonante del proceso de cambio vibracional). Esta energía recibida, sea directamente, sea remotamente, sea autogenerada, no ha hecho sino modificar al alza ligeramente la vibración del lugar donde se encontraba el problema, haciendo que la zona de “enganche” ya no sea compatible con la energía del bloqueo. Al no ser de igual patrón energético, la energía causante de ese bloqueo no puede mantener el “enganche” o acople al sistema energético, y deja de tener efectos negativos paulatinamente en la salud de la persona.

Sanación presencial o remota 
¿Tiene el mismo efecto el estar a un metro de la persona o a 100km para detonar este incremento vibracional? Pues la experiencia nos dice que es parecido (aunque la sanación presencial sea mas intensa a veces), y es simplemente debido a nuestra conexión a través del campo mórfico que une a todos los seres humanos, trabajemos al nivel que trabajemos (es decir, podemos conectarnos a niveles de alma o Yo Superior, a niveles de “inconsciente”, a nivel “mental”, etc.), pero todos estamos enganchados los unos con los otros. Es este mismo método, en el fondo, el que hace que técnicas como el Ho’oponopono, la curación cuántica, los registros akashicos, magnified healing, la terapia de respuesta espiritual, etc., etc. funcionen. En todos los casos, estamos modificando la frecuencia de resonancia de la persona con la simple emisión de una intención u orden mental de sanación, al nivel que sea, lo que hace que se libere, desenganche, transmute o solucione el bloqueo mental, emocional, físico, anímico, espiritual, o de las profundidades del subconsciente.

 Influencia de la frecuencia de resonancia en el ámbito de la protección energética 
Ocurre lo mismo cuando hablamos de protección energética. Tu frecuencia de resonancia es tu escudo antimisiles porque si se mantiene en un nivel de vibración “alto”, impide que un buen puñado de energías externas, parásitos astrales, pequeñas entidades “negativas”, etc., sean compatibles contigo. De nuevo, es como mantener la coctelera sacudiéndose a una velocidad tal, que no hay forma de que nada que no sincronice con esa velocidad de vibración pueda engancharse. Por supuesto que no se trata de la panacea, siempre hay energías de niveles mucho más altos de los que nosotros podemos alcanzar en estos momentos polarizados “negativamente” y que pueden engancharse o acoplarse a nosotros si lo desean (para nutrirse), pero no así todo aquello que vibre a un nivel menor que el nuestro (frecuencialmente hablando).

Influencia de la frecuencia de resonancia en el ámbito del crecimiento personal 
Por último, todas las cosas que hacemos, ejecutamos, decidimos, etc., generan en nosotros un cierto tipo de energía. Esta energía forma parte de algún patrón energético bien a nivel mental o emocional (principalmente), que puede añadirse a cualquiera de nuestros cuerpos sutiles y resto de componentes del sistema energético, así como influenciar el “crecimiento” o cristalización (como lo llamaba Gurdjieff) del alma en cada uno. Es decir, básicamente lo que aprendemos a través de lo que nos pasa o lo que hacemos que nos pase, influye sobre nuestra frecuencia de vibración o resonancia pudiendo incrementarla o reducirla (fluctúa siempre, y no es estática), y que puede hacer que “potenciemos” más nuestra “esencia” interior, o la sigamos manteniendo dormida. Eventos que nos hacen crecer, como experiencias y lecciones superadas, incrementan el nivel de resonancia hacia frecuencias mayores. Eventos generadores de efectos tales como traumas, bloqueos de diversa índole, contagios del inconsciente colectivo, o ataques energéticos, pueden alterar y reducir nuestra frecuencia de resonancia haciéndonos más débiles o vulnerables. Cuando vemos por todas partes que nos dicen que el “conocimiento protege" y la “ignorancia nos pone en peligro”, no solo es un consejo que suena bien, sino que literalmente cada pieza de conocimiento “objetivo y factual” trae consigo su propia carga energética, que se suma a nuestro cuerpo mental incrementando su frecuencia de resonancia global, potenciando la frecuencia de resonancia global del sistema energético. Puesto que además nuestro nivel de vibración global depende de la suma del nivel de vibración de cada parte de nuestro sistema físico y energético, cuando hablamos de que es necesario tener una salud optima, un robusto cuerpo eterice, un cuerpo emocional sano y un cuerpo mental limpio, nos estamos refiriendo a que todos los componentes se apoyan y necesitan entre si, y que de nada sirve tener unos en perfecto estado, y otro hecho un asco, pues nos hará caer en picado el nivel vibracional que tengamos.

 Frecuencia de resonancia vs polarización 
Evidentemente el tener una alta frecuencia de resonancia no significa ser un ser más “positivo”. El nivel de vibración es simplemente eso, un nivel de vibración, el numero de ciclos por segundo que genera el conjunto de tu sistema energético, pero esta vibración tiene polaridad, como ya hemos visto en artículos anteriores y como comente durante horas en la conferencia de hace unas semanas. Esta polaridad es lo que llamamos “positiva” o de servicio a otros, o “negativa”, o de servicio a uno mismo. Tenemos personas y entidades no corpóreas de todos los niveles de vibración que os podáis imaginar, y más o menos repartidas equitativamente entre las dos polaridades. Es decir, que como os decía antes, a mayor nivel de frecuencia de resonancia más poder y potencial, aunque este pueda estar orientado hacia la polaridad que la persona o entidad haya escogido como camino evolutivo, sea el camino del servicio a otros, o sea el camino del servicio a uno mismo. Nuestro trabajo consiste en trabajar ambas cosas, incrementar nuestra frecuencia de resonancia, y polarizarla hacia el servicio a otros, todo en busca de un crecimiento evolutivo y paso de “curso” que esperemos esté pronto por llegar. un abrazo!
David Topi

Agua alcalina Hidrogenada





Alcalina - como el agua debe ser.Con protección antioxidante, para luchar contra los radicales libres.Con los minerales indispensables. En pequeños grupos moleculares para mejorar la absorción celular. Agua limpia, segura, sabrosa - directamente desde el grifo.

Necesario para la protección antioxidante 

Cuando tomas agua de hidrogenada, los electrones adicionales en el equipo de hidrogenación neutralizan los radicales libres en el cuerpo y los convierte en sustancias inocuas. Esto hace que el agua hidrogenada sea un antioxidante extremadamente eficaz.

Ayuda a restaurar el equilibrio del pH

El cuerpo tiene barreras naturales contra la acidez excesiva, para poder mantener la sangre al nivel óptimo del pH. Sin embargo, el exceso de acidez puede ocurrir a menudo después de un prolongado período de mala alimentación y estrés. La edad puede exacerbar esta situación.

Cuando los residuos ácidos comienzan a acumularse en el cuerpo por demasiado estrés, los malos hábitos alimenticios (sobre todo la comida basura) o simplemente por envejecer, muchas enfermedades y problemas de salud (algunas muy graves) pueden surgir.




CUALIDADES Y MODO DE EMPLEO DEL AGUA
  • ¿Qué es el agua activada?
  • ¿Como ha sido descubierta el agua activada?
  • ¿Por qué el hidrógeno activo cura enfermedades?
  • ¿En que enfermedades ayuda en hidrógeno activo?
  • ¿Qué cantidad de agua alcalina se puede ingerir?
  • El uso del agua activada en combinación con medicamentos químicos
  • Demostración aritmética del aumento del pH en la sangre después de ingerir agua alcalina
¿Qué es el agua activada?

El agua activada, producida mediante electrólisis, es agua que adquiere cualidades totalmente distintas y se convierte en un remedio ecológicamente limpio para prevención de muchas enfermedades. Las áreas de aplicación del agua activada, conocida como “alcalina” y “ácida” aumentan continuamente. El Doctor Petras Shibilskis nos cuenta: “Utilizo el agua activada desde 1980 con diferentes fines y trato de popularizar su uso, hago consultas a todos los interesados, participo en programas de radio y televisión, escribo materiales y doy clases sobre el agua activada. Creo que en esta materia he acumulado bastante conocimiento y práctica, he visto muchas veces el efecto positivo del agua activada y su inocuidad. Durante todos estos años no ha producido ningún daño, aunque haya sido utilizada por personas de todas las edades, incluso niños pequeños. En los últimos años he tenido ocasión de conocer otras personas dedicadas al tema del agua activada con quienes hemos intercambiado práctica y metodologías de empleo y también hemos concretado las ya existentes.”

¿Como ha sido descubierta el agua activada?
El agua activada ha sido descubierta por un grupo de científicos en la Universidad de Tashken, bajo la dirección del Doctor de Ciencias y Catedrático S. Alehin. Los científicos tenían como objetivo descubrir una nueva composición de emulsión, que se utiliza durante los sondeos en la búsqueda de gas y petróleo. Durante el proceso de la investigación en el laboratorio del instituto, cuyo tutor era el ingeniero jefe V. Bahin, entre los electrodos sujetaron un diafragma que dejaba pasar los iones pero no las moléculas del agua y no dejaba que esta se mezcle. Como resultado de la electrólisis, con el paso del tiempo el agua en cada parte del recipiente adquiría cualidades completamente distintas: en la parte del ánodo se volvía ácida y con carga positiva, en la parte del cátodo – alcalina, blanda y con carga negativa. La carga es conocida como potencial de oxidación y reconstrucción. El objetivo de los científicos se había cumplido y el agua se aplicó en los sondeos. Los obreros que trabajaban allí utilizaban esta agua para lavarse y notaron que las pequeñas heridas rápidamente se cicatrizaban e incluso algunos experimentaron la total desaparición del eczema. Más tarde el cirujano, Dr. Kasimov probó el agua ácida para esterilizar el instrumental y la alcalina en el tratamiento de las heridas postoperatorias. Los resultados fueron positivos. Los científicos del Instituto probaron el efecto del agua activada sobre un cultivo de algodón y de nuevo constataron el efecto estimulante del agua alcalina y el efecto bactericida del agua ácida. Se seguía investigando en el Instituto Químico-Tecnológico de Kazajstán, el Instituto de Mecanización en la Agricultura de Bielorrusia, el Instituto de Avicultura Industrial, Instituto de Industria Agroalimentaria de Moscú, en varios hospitales y fábricas en diferentes zonas de Rusia. El agua activada es conocida y se utiliza entre otros países en Alemania, Polonia, India, Israel y Bulgaria. En Japón, donde se producen más de 100.000 activadores al año, y en Uzbequistán el agua activada está oficialmente reconocida y aplicada en tratamientos de salud. Hace mucho tiempo se sabe que el agua activada no es tóxica y se puede aplicar de manera externa e interna. Catedrático Sanetaca Shirahata de la Universidad de las Tecnologías Genéticas de Investigación afirma: ‘’Yo analicé el agua y descubrí que contenía una alta concentración de hidrógeno activo. Normalmente el hidrógeno existe como moléculas hidrógenos que contienen 2 átomos de hidrógeno (H) con una relación inestable entre sí.” Según Shirahata, el hidrógeno raras veces existe como hidrógeno atómico. El hidrógeno atómico se llama hidrógeno activo y el agua activada contiene varias veces más hidrógeno activo que el agua normal. ¿Qué efecto tiene el hidrógeno activo sobre el cuerpo humano? Catedrático Sanetaca Shirahata: “Últimamente se ha comprobado que el hidrógeno activo ayuda en la prevención y tratamiento de una serie de enfermedades’’ La riqueza de hidrógeno activo se puede conseguir artificialmente mediante una reducción electrolítica de la materia. Esto tiene un efecto positivo en el tratamiento de muchas enfermedades. En el hospital Koya de Japón utilizan la reducción electrolítica de la materia como parte del tratamiento desde hace más de 10 años. Beber varios litros de agua reducida electrolíticamente, hace que aumente el efecto curativo. Dr. Mineori Kavamura, encargado del Hospital de Koya: “Beber agua reducida electrolíticamente, permite a los pacientes interrumpir el tratamiento con medicamentos mucho antes de lo previsto. Esto puede ser el resultado de reforzar el tratamiento por un lado y reforzar el sistema inmune por otro”. El Catedrático Shirahata afirma que igual que la materia electrolíticamente reducida, el agua activada contiene hidrógeno activo, y su alta concentración lleva a su poder curativo...
¿Por qué el hidrógeno activo cura enfermedades?
El hidrógeno activo reacciona con el oxígeno activo (considerado causante de muchas enfermedades), para crear el agua. A diferencia del hidrógeno activo, el oxígeno activo, también llamado oxígeno venenoso, es un oxidante muy fuerte y causante de varias enfermedades porque destruye las células mediante la oxidación. El oxígeno activo se genera cuando las células crean energía y cuando nuestro cuerpo está en condición de estrés. El oxigeno activo *2 es inestable, porque tiene 1 molécula electrón más que el oxígeno molecular (O2) y normalmente dispara este electrón hacía la célula normal y causa su muerte. Tal y como señala el Catedrático Shirahata, si la concentración de hidrógeno activo en el cuerpo es alta, este hace reacción con el oxígeno activo, lo convierte en agua que ya no es venenosa y se expulsa del cuerpo (esto explica la sed que se experimenta durante los tratamientos con agua alcalina).
¿En que enfermedades ayuda en hidrógeno activo?
Catedr. Shirahata:
1. Efecto sobre las alergias. Las células inmunes nos protegen de enfermedades infecciosas atacando los virus o las materias ajenas liberando oxígeno activo. A veces sin sentido atacan materias ajenas como el polen y libran demasiado oxígeno que daña las células normales. Esto causa alergias. Si existe suficiente hidrógeno activo en el cuerpo, este reaccióna con el oxígeno activo para aliviar la alergia.
2. Efecto sobre la diabetes. La diabetes es quebrantamiento metabólico de la glucosa, causado por la insuficiencia de la insulina producida en el páncreas o defecto del receptor de la glucosa. La eliminación del oxígeno activo mediante el hidrógeno activo alivia la diabetes, porque las células que producen insulina y el receptor de glucosa son muy sensibles al oxígeno activo.
3. Efecto sobre la hipertensión. Las células de grasa no saturadas de lípidos hacen reacción con el oxígeno activo y forman peroxilipidis, que se fija a los cuerpos sanguíneos y causa arterosclerosis. Como resultado el flujo sanguíneo disminuye y la tensión sanguínea sube. El hidrógeno activo busca el oxígeno activo e impide que reaccione con las células de grasa no saturadas.
4. Efecto sobre las infecciones virales. Cuando los virus entran en el cuerpo, las células inmunes los atacan con oxígeno activo para protegernos de ellos. Pero si el número de virus es demasiado grande, las células inmunes siguen segregando oxígeno activo hasta que al final se autodestruyen. Como resultado el número de virus rápidamente aumenta y crece la infección. El hidrógeno activo reacciona con el exceso del oxígeno y protege las células inmunes de su autodestrucción. Esto alivia las enfermedades infecciosas. Según el Dr. Paolo Karloni de Italia, es posible que el hidrógeno activo sea eficaz incluso contra el SIDA. Después de instalarse en las células humanas, el virus del SIDA segrega una proteína, una enzima fundamental para su divulgación. El hidrógeno activo tiene la propiedad de reaccionar con esta enzima y evitar que se reproduzca. Esto afecta positivamente a los síntomas de la enfermedad.
5. Efecto sobre el cáncer. El telómero, una ADN consecuencia, que se observa en el extremo de la cadena ADN, se hace más corta con cada célula que se desprende. Cuando el telómero se pierde por completo, la división de las células cesa y estas se mueren después de un corto tiempo. Con el empleo de agua activada, el telómero de las células cancerosas se recuperara y su división sigue. Según el catedrático, el hidrógeno activo bloquea las interacciones del telómero y hace limitada la vida de las células cancerosas. * - los datos están proporcionados por la película “El milagro”.
Anolito /agua ácida/ y catolito /agua alcalina/
Las pruebas con el anolito y catolito muestran de nuevo las cualidades del agua activada. Donde el anolito son de supervivencia y donde el catolito recuperativas. En el principio hay que mencionar que la concentración de los iones hidrógenos en el agua activada se mide con el índice hidrógeno pH. La escala de este índice cambia de 0 a 14 unidades. El agua neutra del grifo tiene pH=7,0. Si este índice baja entonces el agua tiene un carácter ácido. Normalmente se utiliza agua ácida con pH = 2,5 – 5,5. Para desinfectar el agua puede ser aún más ácida pH=1,5 – 2,0. Si el índice es mayor que 7,0, el agua tiene un carácter alcalino. Cuanto mayor sea el índice, más alcalina es el agua. Normalmente el agua alcalina se utiliza con pH 8,00 – 10,00. La discrepancia en la concentración +/- 0,5 pH no es significativa.
El agua ácida (anolito) no tiene color, es un líquido transparente, ligeramente amarillento, con un sabor y un olor ácido. Esta agua es un remedio bactericida y desinfectante excelente. Desacelera los procesos biológicos en el organismo del ser humano y los animales, baja la presión arterial, calma los nervios, mejora el descanso y disminuye los dolores en las articulaciones. Lavar la boca con esta agua después de cada comida deshace el sarro, corta el sangrado de las encías y desinfecta la boca. El agua ácida desinfecta muy bien vendas, ropa interior, ropa, calzado, productos alimentarios, fruta, verdura, hasta recintos o terrenos. Tiene un efecto rápido sobre el catarro, los dolores de garganta durante los resfriados, corta la diarrea. Es fácil preparar agua ácida con pH=5,5 que se puede utilizar para limpiar en vez de diferentes productos que cuestan mucho dinero. Además el agua ácida tiene una carga positiva alrededor de 0,9-1,1 voltios lo que potencia su efecto. Guardándola en recipientes bien cerrados mantiene sus cualidades durante tres semanas.

El agua alcalina (catolito) es más turbia, de color grisáceo, sin olor, con un sabor alcalino, muy blanda. Después de un corto tiempo los posos caen al fondo y el agua se hace transparente. Cuanto peor calidad tenga el agua a tratar, tanto más poso se forma. En estos posos se concentran los radionúclidos que contiene el agua. Así también se consigue un efecto adicional, ablandar y limpiar el agua. El agua alcalina es un excelente remedio estimulante y tonificante. Acelera los procesos en el organismo, sube la presión arterial, mejora la asimilación de los alimentos, acelera el metabolismo, mejora el apetito, proporciona vitalidad y energía. Rápidamente cura diferentes heridas, desde pequeños roces a irritaciones en la piel e incluso úlceras del estómago y el duodeno. El agua alcalina reaviva las flores marchitadas que se mantienen frescas largo tiempo. Las semillas sumergidas en agua alcalina antes de plantarlas brotan más rápido, cuando se riega a menudo con agua alcalina la cosecha es más abundante y madura más rápido. El agua alcalina es un medio excelente para hacer la colada, desgrasar superficies, estimular el crecimiento de las mascotas. Aparte de las cualidades alcalinas este agua tiene una carga negativa alrededor de 0,8-0,9 voltios. Pierde sus cualidades más rápido que el agua ácida, una semana si está guardada en un recipiente bien cerrado.
Las cualidades del anolito y el catolito son completamente diferentes. Al mezclar anolito con catolito se forma de nuevo agua neutra. Por esta razón, cuando es necesario utilizar los dos tipos de agua con fines curativos, entre la ingestión de los dos tipos de agua es necesario que pase una hora. Una pregunta muy frecuente es en qué se expresa el efecto curativo del agua activada. El agua activada con sus parámetros electrolíticos se acerca mucho a los líquidos corporales (sangre, líquido celular etc.) Por esto se incorpora enseguida en la actividad vital del organismo y afecta positivamente al balance energético del organismo. Es importante el hecho de que es un producto natural, conseguido a través de un proceso físico, que ayuda a que se activen las fuerzas internas del organismo. No es recomendable guardar el agua activada en el frigorífico. Las pruebas demuestran que enfriarla no aumenta el tiempo de conservación de sus cualidades. Si se lleva a ebullición pierde rápidamente sus cualidades, por lo que no se recomienda hacer reservas de agua activada. Siempre es mejor usarla fresca y los restos aprovecharlos para regar las flores o limpiar.

¿Qué cantidad de agua alcalina se puede ingerir?
El Dr. Neshev nos cuenta: “Yo mismo hice un experimento: medí mi pulso, temperatura, presión arterial y Ph. Bebí un litro de agua alcalina de una vez y cada media hora, durante 5 horas, comprobaba los cambios en los indicadores de arriba. El único que cambió fue mi pH. Desde 1994 hasta ahora sólo bebo agua alcalina. Al ingerir agua alcalina los procesos curativos son más rápidos y no se observa ningún cambio adicional aparte de la frecuente micción.
El uso del agua activada en combinación con medicamentos químicos.
A menudo surge la duda de si podemos combinar el agua activada con medicamentos químicos. Si es imprescindible que el enfermo tome medicamentos, entre la toma de estos y el agua activada tiene que transcurrir al menos una hora, y siempre es recomendable que se tome primero el agua activada porque se absorbe mucho más rápido por el organismo.
Demostración aritmética del aumento del pH en la sangre después de ingerir agua alcalina
Se considera que en el organismo humano circulan 5000 ml. de sangre. Habiendo acidez aumentada, cuando el pH de la sangre es por ejemplo 6000, cada milímetro cúbico de sangre contiene 6000 aniones hidroxilos. Si multiplicamos la cantidad de sangre, 5000 ml. por 6000, resultará que la sangre contiene 30 000 000 aniones hidroxilos. Al ingerir 200 ml. de agua alcalina con pH 10 000 hemos introducido en el organismo 2 000 000 aniones hidroxilos. Ahora sumamos la cantidad de sangre, con la cantidad de agua ingerida y nos da 5200 ml. Sumamos la cantidad de aniones hidroxilos de la sangre con la cantidad de aniones hidroxilos del agua ingerida y nos da 32.000 000. Dividimos el total de aniones hidroxilos entre la cantidad total de sangre (32 000 000/5200=6.153). Este resultado demuestra que el pH de la sangre ha aumentado en 0,153 y según las demostraciones científicas (Dr.Mahalov), un cambio de tan solo 0.003, es suficiente para combatir las células cancerosas y tumorales. Si dividimos 0.153 entre 0.003 no da 50, o sea el aumento del pH de la sangre es 50 veces mayor. Esto explica por qué desaparecen los tumores y las cualidades curativas del agua alcalina. Hay que tener claro que no hay enfermedades incurables sino enfermos incurables. La razón de la no curación se halla, o bien en la negligencia del paciente que ha tardado demasiado en buscar ayuda, o bien en una diagnosis equivocada. Las dos cosas impiden que se tomen medidas a tiempo y acaban con las fuerzas defensoras del enfermo. Dr. Nesho Neshev.

El Agua Activada da buenos resultados en el tratamiento de las siguientes enfermedades,cuyo tratamiento está incluído en el libro que acompaña el activador VA-31:
  • Abcesos, supuraciones
  • Adenoma de la próstata
  • Alergias
  • Dermatitis alérgica
  • Anginas
  • Dolores de garganta
  • Bronquitis
  • Brucelosis
  • Hepatitis
  • Colitis
  • Alopecia
  • Gastritis
  • Hemorroides
  • Herpes
  • Gingivitis
  • Lombrices
  • Heridas supurantes
  • Dolor de cabeza
  • Hongos
  • Gripe
  • Diatesa
  • Dermatomicosis
  • Olor de los pies
  • Estreñimiento
  • Dolor de muelas
  • Acidez en el estomago
  • Tos
  • Vaginitis
  • Conjuntivitis y orzuelos de los ojos
  • Laringitis
  • Constipado
  • Quemaduras
  • Osteochondrosis
  • Otitis
  • Paraproctitis
  • Hipertonia (presión arterial alta)
  • Hipotonia (presión arterial baja)
  • Debilidad sexual
  • Poliartritis
  • Diarrea
  • Heridas de corte y rasguños
  • Prevención de los resfriados
  • Prevención del insomnio y alta irritabilidad
  • Llagas producidaspor yacimiento contiuo
  • Psoriasis
  • Radiculitis, reumatismo
  • Agrietamientos en la piel delos talones
  • Venas varicosas
  • Diabetes
  • Acne
  • Estomatitis
  • Erupciones en la cara
  • Mejorar la circulación de sangre
  • Mejorar la digestión
  • Furunculosis
  • Colecistitis
  • Tonsilitis
  • Eczemas
  • Erosión del cuello del útero
  • Ulcera del estómago o del duodeno

 
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